El próximo 14 de noviembre, y si las inclemencias meteorológicas no lo arruinan, tendrá lugar el próximo episodio de superluna, momento en que el satélite natural de la Tierra aparece en el cielo nocturno más grande y brillante de lo normal. Sin embargo, no es un espectáculo para todos públicos, porque una minoría de la población puede pasarlo muy mal: los que sufren la llamada selenofobia o miedo persistente e injustificado a la luna.
Como ha declarado Mar Gómez, meteoróloga de Eltiempo.es, este tipo de trastornos psicológicos «no entienden de si algo es más o menos bello, y lo que para algunos es muy llamativo, a otros les provoca ansiedad». En este caso, el pánico se acrecienta los días de luna llena, y puede manifiestarse con síntomas físicos como sudoración y palpitaciones. Los afectados llegan a alterarse solo con oír la palabra «luna» o ver una simple foto suya, y evitan salir de casa cuando se oculta el Sol.
La selenofobia suele desarrollarse en torno a los cinco años, a veces como secuela de un episodio traumático relacionado con nuestro satélite o porque algún pariente la ha sufrido. Si la padeces o conoces a alguien que la padezca, lo más conveniente es ponerse en manos de un especialista. Las técnicas de exposición progresiva –por ejemplo, salir paulatinamente a la calle de noche y empezar a observarla cuando brille poco– y la terapia cognitiva –convencer gradualmente al afectado de lo irracional de su miedo con información objetiva– son los métodos más empleados para superar esta fobia.