Semillas de cacao, maíz y calabaza; flores, frutas, pétalos, el sonar del caracol y un caparazón de tortuga en medio de la ofrenda, que simboliza el ombligo del mundo, fueron los elementos de la ceremonia ancestral que se realizó este jueves en la ruinas de Chichén Itzá, -ubicadas en el oriental estado mexicano de Yucatán-, para dar gracias y celebrar el Día Internacional de la Madre Tierra.
«La Tierra es sagrada, como nuestros ancestros, es el polvo que nos alimenta el cuerpo, el alma y el espíritu, por eso debemos agradecer todos los días, no sólo hoy».