En vísperas de que comience la fase crucial de las elecciones en Brasil, la justicia electoral decide mañana si Luiz Inacio Lula da Silva, líder en las encuestas pero encarcelado por corrupción, puede aparecer en los spots televisivos del Partido de los Trabajadores (PT).
Candidato del PT y líder en los sondeos con cerca del 39 por ciento de los votos, Lula da Silva está encarcelado desde el 7 de abril por una condena a 12 años y un mes por corrupción y lavado de dinero.
Desde entonces no aparece públicamente, pues la justicia prohibió que se filmara al expresidente o incluso grabara mensajes de audio desde la cárcel.
Pero antes de ingresar en prisión el exsindicalista grabó una serie de videos electorales que deberían ser emitidos a partir de mañana, cuando comienza el período de 35 días de propaganda electoral para las elecciones del 7 de octubre próximo.
Los abogados de Lula da Silva dijeron este jueves que piden a la justicia que permita al expresidente aparecer en televisión al menos hasta que el caso sobre su candidatura sea resuelto por los tribunales, lo que debe suceder hasta el 13 de septiembre.
La presidenta del Tribunal Superior Electoral (TSE), Rosa Weber, marcó mañana una sesión extraordinaria en el mayor tribunal electoral del país para analizar los recursos presentados por la Fiscalía General del Estado en contra de que Lula da Silva pueda aparecer en televisión en horario electoral.
Según la Fiscalía, Lula da Silva estaría inhabilitado para participar en las elecciones como consecuencia de su condena, una cuestión clave que la justicia electoral deberá decidir en las próximas dos semanas y que, sin duda, marcarán el devenir de los comicios.
La Fiscalía aduce que Lula da Silva no podría usar dinero público para la campaña, lo que incluye el tiempo de publicidad gratuita en las televisiones y radios del país, que cada partido tiene asignado en función de su peso político en el Legislativo.
La víspera, el PT obtuvo una primera derrota en el TSE, después de que la corte falló en contra de un recurso presentado por la formación brasileña de izquierda para forzar a las televisiones del país a cubrir sus eventos políticos.
Ello porque grandes cadenas de televisión como Globo rechazan emitir contenido de actos de campaña del PT o incluso entrevistar al ‘número dos’ de Lula da Silva, Fernando Haddad, aduciendo que el expresidente está encarcelado.
