El presidente de Perú, Pedro Castillo, reconoció este martes «errores y desaciertos» en sus casi ocho meses de gestión, pero negó las acusaciones que lo vinculan con actos de corrupción, lo que atribuyó a un intento «sistemático» de un sector de la oposición por cuestionar su legitimidad.
Durante una comparecencia ante el pleno del Congreso que se extendió por más de una hora, el mandatario hizo un llamado a la conciliación política para «poner fin a las disputas mezquinas» y trabajar «juntos» por el bienestar del pueblo peruano.