Las revelaciones sobre el alcance del espionaje en algunos países a través del programa Pegasus muestran cómo esos gobiernos podrían utilizar métodos excepcionales de defensa de la seguridad nacional para atacar la libertad de prensa y los derechos humanos.
La publicación este lunes de una investigación de un consorcio de medios internacionales, coordinados por la organización francesa Forbidden Stories y con apoyo técnico de Amnistía Internacional, pusieron en evidencia que esos países seleccionaron más de 50.000 números de móviles para espiarlos.