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Volver o no con tu ex: 5 preguntas obligatorias

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Tras el rompimiento de un compromiso sentimental, la soledad puede ser cruda. No importa de quién esté uno rodeado o la frecuencia con la que se asista a eventos y reuniones sociales. La soledad es personal e interna y, en muchas ocasiones, nubla el criterio con el que se toman decisiones. Los procesos de duelo también son individuales y es imposible saber en qué momento terminarán. La única certeza que se tiene es que son parte de una trayectoria con una meta perfectamente identificada: dejar de sufrir.

Para muchas personas la solución que satisface este objetivo es volver a la relación cuyo fin los dejó en ese estado. La lógica es contundente. Si me la estoy pasando tan mal porque corté con mi pareja, entonces, al regresar con ella dejaré de sentirme así. Y es probable. Puede ser que el terminar haya sido un error o una decisión poco premeditada. Sin embargo, a esta ecuación le falta un elemento fundamental. No está tomando en cuenta que no existe relación que no haya terminado por una razón.

Son los motivos los que generan la mayor incertidumbre cuando la idea de volver nos ronda por la cabeza. Porque son un recordatorio doloroso de lo que detonó el fin. Regresar con alguien es una nueva oportunidad de hacer que una sociedad funcione, pero para ello se deben tomar en cuenta otros factores y responderse varias preguntas.

¿Confías en tus sentimientos?

Regresemos a la soledad y a su increíble capacidad de opacar los sentidos. Cortar involucra una pérdida y éstas siempre son difíciles de superar porque se crea un vacío. Donde antes había vida, compañía, diversión, sexo y emoción, ahora no queda nada. Es lógico que mente y cuerpo resientan este nuevo estado y alteren nuestra percepción. Pero, tampoco hay que olvidar que junto a estas ausencias, el rompimiento se lleva las peleas, los conflictos, los malentendidos, las controversias y, en muchas ocasiones, la violencia. Por lo tanto, siempre que se sientan las emociones que conlleva la pérdida, debemos contraponerlas con las ganancias y, así, nuestro juicio será más imparcial.

¿Qué piensa el otro?

A menos de que nuestra ex haya hecho una declaración explícita de sus intenciones de restablecer el compromiso, no hay forma de no asumir lo contrario. Es decir, cualquier señal (mensajes, llamadas, encuentros o chismes) es intrascendente para pensar que quiere volver con uno. La única forma de averiguarlo es preguntarle, pero este paso es aún más complicado que cuando se formalizó el compromiso por primera vez. Para que resulte, ambos tienen que estar en la misma frecuencia mental, emocional y hasta espiritual. Ambos tienen que asumir sus deficiencias y comprometerse a hacer lo posible por cambiarlas. Ambos necesitan resignarse a las incompatibilidades propias de su unión y asumir una tolerancia absoluta ante ellas. De no ser así, el nuevo intento será completamente inútil.

¿Cuánto tiempo ha pasado?

En el mundo laboral se dice con frecuencia que nadie es irremplazable. Y es cierto. ¿Cuántas veces no hemos visto a un colega irse por la razón que sea y al día siguiente no cambia nada? La maquinaria empresarial puede hacer un cambio de refacción y operar con la misma eficiencia. Por supuesto que en la parte emocional hay un impacto. Durante los primeros días su ausencia es notoria. Después de unos meses se vuelve esporádica y al año es probable que el recuerdo sea casi nulo. Paradójicamente el amor no es muy distinto y en la mayoría de las ocasiones, el tiempo se encarga de borrar los deseos de regresar con una expareja.

¿Hacia dónde vas?

Cuando corté con mi ex en abril del año pasado, le dije a mi terapeuta que me sentía anclado. Ella se erizó y respondió que no era cierto, argumentando que estaba en movimiento hacia una recuperación emocional. Entendí su punto. Incluso el hecho de ir a terapia es parte de la inercia a la que se refería. Pero yo me refería al uso náutico de las anclas. Durante una tormenta fuerte, las navegaciones bajan sus anclas para minimizar las probabilidades de un naufragio. Le expliqué que yo había hecho una pausa en mi camino hasta que me sintiera con la suficiente seguridad y confianza para seguir adelante. Los rompimientos son un momento ideal para replantearse el rumbo que se desea tomar en la vida. De hecho, muchas fracturas románticas son producto de un desacuerdo entre los destinos a los que cada uno quería llegar.

¿Hay alguien mejor?

Uno de los grandes paradigmas que plantea la teoría económica es que todo en esta vida se puede ordenar por preferencias. Esto incluye desde cosas tan sencillas como nuestras canciones favoritas, hasta el amor que se pueda sentir por un familiar cercano, ya sea un padre, hermano y hasta con los hijos. Este pensamiento, aunque frío, es una buena herramienta para evaluar la relación de la que se formó parte y, sobre todo, a la otra persona. ¿Fue nuestra ex la mejor pareja que tendremos durante el tiempo que vivamos en esta tierra? ¿Ya nunca más conoceremos a alguien con cualidades que se complementen mejor con las nuestras? Las estadísticas también son importantes en este aspecto y nos responden que no a estos cuestionamientos.

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