Manny Pacquiao no había terminado de secarse el sudor luego de su combate del pasado sábado y ya estaba montado en un avión rumbo a Filipinas para cumplir con sus compromisos como senador de su país
Y como su fuera poco su compromiso y amor con la tierra que lo vio nacer, el fenomenal boxeador le entregó a su país la correa de campeón mundial peso wélter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) que acababa de ganar luego de 12 duros asaltos frente al ahora ex campeón Jessie Vargas.
Pacquiao (59-6-2, 38 KO’s) llegó el martes a Filipinas justo a tiempo para asistir a la nueva sesión senatorial. Desde que Pacquiao fue electo senador en mayo pasado, no se ha ausentado un solo día a la sesión de ese cuerpo, incluso en momentos en que se encontraba entrenando a tiempo completo para su combata frente a Vargas.’
Tan pronto llegó a su país fue recibido como todo un héroe por los cientos de fanáticos y periodistas que se aglomeraron en el aeropuerto internacional de Manila. De inmediato, dejó claro cuál era su prioridad.
“Regresé rápido después de la pelea porque tengo trabajo en la oficina. Estoy emocionado de volver a trabajar en mi país”, sostuvo Pacquiao a la prensa filipina e internacional que allí lo recibió.
Pacquiao se convirtió el sábado en el único político activo en el mundo en conquistar un título mundial de boxeo. Antes de ser electo al Senado. Había servido al país como congresista.
Anunció su retiro en abril pasado luego de dominar a Tim Bradley, justo antes de participar en los comicios electorales de Filipinas. Sin embargo, regresó a los cuadriláteros el sábado pasado y para conquistar el cetro de las 147 libras de la OMB por tercera vez en su carrera.
Después de su victoria el sábado en Las Vegas, el ocho veces campeón mundial regresó de inmediato a su país para cumplir compromisos como senador.
“Para mí el boxeo pasa ahora a un segundo plano. Hay que enfocarnos en el trabajo que hay que hacer”, destacó el reconocido púgil, quien es un ídolo en su país.
Al llegar a la Cámara Alta, Pacquiao fue ovacionado por sus colegas senadores. El único boxeador en ganar títulos mundiales en ocho divisiones distintas cargaba la corona que acababa de conquistar en el Thomas & Mack Center de Las Vegas y en un acto de desprendimiento, le entregó la correa al presidente del Senado Aquilino “Koko” Pimentel.
“Para manifestar mi más profundo agradecimiento, quiero donar el campeonato wélter al Senado. Este honor no me corresponde solo a mí, sino a todos los filipinos”, sostuvo el reconocido boxeador dentro de su acostumbrada humildad.
“Que sirva de inspiración para todo aquel que persiga la excelencia y luche por la soberanía de nuestro país”, subrayó.
Difícil está pronosticar si la pelea del pasado sábado significó la última aparición de Pacquiao en un cuadrilátero. Sus innegables habilidades e incomparable disciplina para el trabajo lo hacen todavía apto para presentar boxeo de calidad.
Sea cual sea su decisión, su legado de compromiso y amor por el trabajo queda para la posteridad. Sea en el boxeo, en la política y en la vida.