Inicio COLUMNAS Locuciones – Pedro Henríquez Ureña… A propósito del Día Mundial del Libro

Locuciones – Pedro Henríquez Ureña… A propósito del Día Mundial del Libro

65
0

Por: Fernando Plascencia 

Las memorias de Pedro Henríquez Ureña son ante todo reveladoras, vínculos de la América completa; dan nota de su profundo nacionalismo.  Bien podría formar parte de los distintos países en los que radicó, escribió y vivió activo literariamente. Formó filas en las mesas literarias de Cuba, parte de Europa, Sudamérica y México, pero siempre tuvo en mente su natal República Dominicana; de precoz formación, pues su padre, firme seguidor del positivismo, le formó una biblioteca base, con una preferencia infantil por Brehem; su madre, poetisa dominicana, le sirvió el pabellón de poesía. Joven de melancolía presente, practicó el verso del consuelo. Henríquez Ureña, pues, activó su cerebro en dos referentes que le habrán de circular en la mente por el resto de su vida. Se decide por el quehacer literario.

Embarcó a Veracruz en 1906, proveniente de La Habana; su previa figuración, le mostraba un país alto, cubierto de modernidad: es lo contrario. Una vez en la Ciudad de México recoge mejor suerte como empleado de diarios de renombre; corre con la juventud intelectual de la ciudad, se encuentra con figuras permanentes del arte mexicano. Ocurre el caso singular, uno de los estallidos intelectuales en el México porfirista, le une y disuelve entre el grupo de jóvenes; con figuras grandes, y amante del debate aboga por las ideas anti intelectuales, mostradas, principalmente, por Antonio Caso. Ureña, de vida y prosa optimista, participa, como muchos otros escritores, de americanos cosmopolitas; recluido siempre en otras naciones, primero estas americanas, incluyendo Estados Unidos, después aquellas europeas, sin renunciar a la evidencia en el cariz de ser americano. En un ensayo, Octavio Paz, siendo el mismo un ejemplo de sus palabras, dice que dichos escritores contienen un americanismo cubierto de cosmopolitismo. Los casos pueden ser bien numerados, Carpentier, Vargas Llosa, Julio Cortázar etc.

Pedro Henríquez sufre, abatido interiormente, pero con optimismo, la transformación de quien acude a los grandes orbes, pues en New York no pudo integrarse al quehacer intelectual. La Ciudad de México fue un tono decisivo para él, la carga artística, el amor al teatro, la pasión incondicional por la poesía; hace a los veinticinco años una proeza digna, refregada por escritores de mayor edad: descargar sus vivencias. Impaciente por nuevas, contiguo a su dirección que sigue, el optimismo. Abate de muchos, incluyendo a su hermano Maximiliano Henríquez Ureña, resuelve ser un nuevo predicador de las letras, sorprende y levanta la pereza de muchos escritores jóvenes. Su pluma nos alcanza y rebosa completa erudición, equiparado con Alfonso Reyes.

Comments

comments

Artículo anteriorFacebook dará 725 millones de dólares a personas que usaron la red social de 2007 a 2022
Artículo siguienteRehabilitan el museo de la Ciudad
Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2