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La problemática de las mujeres en el ámbito empresarial y laboral

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Por: Patricia Flores Jaramillo
Presidenta de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa Zapopan (AMMJE)

“Nunca he soñado con el éxito, he trabajado para lograrlo” Estée Lauder. Esta frase no solo expresa el resultado del esfuerzo común del trabajo, también diluye el aura de glamour que rodeaba a esta mujer dejando al descubierto el sobre esfuerzo y las adversidades que tuvo que pasar ella, así como lo están pasando muchísimas otras más, para poder llegar a sus metas solo por haber nacido mujer.

Es por esto la importancia de que las mujeres podamos resolver las desigualdades que vivimos en el ámbito laboral, para tener la oportunidad de desarrollarnos a la par que los hombres, para que nuestro trabajo sea retribuido de una manera justa y equitativa, para competir en igualdad de circunstancias y que los privilegios laborales sean resultado de la capacidad y el talento y no por prejuicios de género.

Hemos escuchado que hay una brecha salarial, significa que a la mujer se le paga menos que al hombre por hacer lo mismo, en Jalisco se estima una diferencia del 19.6 %, según un el más reciente estudio realizado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Hoy queremos evidenciar lo que en la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa (AMMJE) Zapopan, llamamos “Brecha empresarial” que trata la desigualdad de oportunidades de desarrollo que existen entre hombres y mujeres en este sector.

Tema no tan conocido quizá por la reciente incursión de la mujer en el liderazgo de las empresas, o porque no se cuenta con los estudios suficientes que visibilicen todos los ángulos de las diferencias que vivimos y aunque podemos comprender cómo se generaron estas brechas, es necesario establecer diferentes estrategias para poder eliminar esta injusta distancia.

¿Qué es lo que las mujeres vivimos en el ámbito laboral?

Me atrevo a decir que la mayoría de las mujeres que trabajamos hemos vivido alguna de estas circunstancias: Discriminación, Prejuicios, Acoso Sexual, Desvalorización entre otras.

Por ello, el propósito de resolver la igualdad entre los sexos en los temas laborales no solo será lograr la autosuficiencia económica de la mujer para que pueda solventar aspectos materiales y también que en su espacio laboral se le trate con la dignidad que se merece. Lo importante es, que a la vez que las mujeres avancemos en los temas de equidad en el trabajo, nos vamos a ir empoderando y en justicia podremos ir modificando el entretejido cultural que ha limitado nuestro desarrollo integral no solo económico sino personal, social, cultural, espiritual y político.

En las últimas décadas del siglo XX las mujeres hemos tenido avances importantes en el tema de equidad de género y una mejor valorización, sin embargo, llevamos siglos repitiendo patrones en donde a través del tiempo se establecieron roles muy precisos de lo que es aceptable en los hombres y las mujeres.

Hay tabúes que se construyen a partir de una realidad, como es la evidente diferencia anatómica entre hombres y mujeres y su función en la procreación. El hecho de parir a los hijos y amamantarlos condicionó a la mujer a quedarse dentro del hogar para cuidarlos y al mismo tiempo realizar todas las labores domésticas, dejándola por esto en desventaja con el hombre que siempre se ha desarrollado en el ámbito público.

La fuerza física del varón se relaciona con la imagen de poder y a la mujer se le considera el sexo débil al que hay que proteger, y a partir de estas consignas se construye esta sociedad patriarcal que impone el rol que cada uno debe desempeñar y determina cuales actividades son las propias para cada sexo.

La relación social de lo femenino-maternidad-amor con lo masculino-proveedor-economía ha establecido muy diferentes escalas de valor a sus actividades.

Las labores domésticas, la atención y cuidado humano (infantes, enfermos, adultos mayores y discapacitados) se consideran que son parte de la naturaleza femenina por lo que no se visibilizan, además a estas actividades se les da una carga emocional y se viven como que son expresiones de amor por lo que no se cobran y esta gratuidad es lo que más ha limitado y desvalorizado a la mujer en su desarrollo personal y laboral.

La mujer que trabaja tiene un doble desafío, puesto que deben hacer compatibles las actividades domésticas que no son remuneradas con su labor como trabajadoras o empresarias, teniendo un mayor desgaste físico y emocional. En números del INEGI, la mujer además de trabajar un 20.6% más que el hombre, el 43% de su trabajo no es remunerado, mientras que para el hombre el 82.5% de su trabajo sí es remunerado.

Hay términos que ejemplifican las limitantes del desarrollo de las mujeres como es el “Techo de cristal”, se trata de los prejuicios, y desvalorización de las capacidades físicas, intelectuales y profesionales por la única condición de su sexo y aunque las barreras no se ven, en lo laboral son más fáciles de distinguir, por ejemplo, la inequidad salarial, la mayor exigencia en cuanto a demostrar sus capacidades y la desconfianza de sus habilidades en los puestos directivos o sus decisiones, o la idea de que la mujer no puede ofrecer los productos y servicios con los mismos estándares que el hombre.

“El piso pegajoso” tiene que ver con los tabúes autoimpuestos, las culpas no resueltas, los temores personales de la mujer, entre otros limitantes que le impiden avanzar en la escala de puestos hacia la alta dirección o el crecimiento de sus empresas.

También tiene que ver la educación de género que, en sí, es un entrenamiento laboral que capacita a los hombres y mujeres para realizar ciertos trabajos, y los que realizan las mujeres suelen ser peor pagados y de menor prestigio, también las condicionantes culturales las llevan a elegir profesiones en las que pueden ponerse de por si en desventaja de su propia proyección.

Una de las mayores barreras que enfrenta una empresaria es la consigna de que “El mundo de los negocios es de hombres” y en la práctica lo sufrimos, en general los hombres piensan en hacer negocios con hombres y muchas mujeres también, debemos pugnar para que lleguemos a la fórmula hombres pensando en hacer negocios con mujeres y mujeres pensando en hacer negocios con mujeres.

La historia tiene una deuda de tiempo con nosotras, y por esta tenemos que admitir que nos falta experiencia y más conocimientos en la gestión empresarial, las mujeres aprendemos pronto y avanzamos rápido, pero es una realidad que en estos tiempos tampoco se nos está facilitando la labor ya que no estamos teniendo las mismas oportunidades para competir con los hombres con los productos y servicios que generamos.

Aunque cada vez somos más las mujeres que emprendemos, seguimos siendo muy pocas dentro del ámbito empresarial que está representado solo por el 16% de mujeres,  sin embargo aportamos el 37% al PIB, estos números demuestran el nivel de productividad que desarrollamos a pesar de los retos que significa atender también las responsabilidades domésticas, ya que se tiene menos tiempo para ejercer las actividades propias de la empresa, fomentar relaciones de negocio, capacitarse, actualizarse, o tener la libertad de alejarse por temas laborales del lugar en el que se desarrolla la familia, dando como resultado un menor rendimiento y oportunidad de crecimiento, haciendo a la empresaria menos competitiva con el hombre.

El PND (Plan Nacional de Desarrollo) contempla la necesidad de realizar acciones que eviten la desigualdad, exclusión o discriminación de las mujeres en distintos ámbitos y para ello deberá destinar todo tipo de recursos para lograrlo, en breve análisis veremos cómo se está llevando a cabo esto.

En lo económico, el gobierno del Estado pretende gastar en números redondos este año 108 mil 309 millones de pesos, de los cuales el 73% son ingresos federales y el resto son ingresos propios y otros, y programó el gasto de la siguiente manera:

• El 59.27% en Desarrollo Social.
• El 37.25% en gestión de gobierno y otros.
• Y solamente dejó el 3.48% para el fomento de la industria agropecuaria, la promoción turística y el desarrollo y puesta en marcha de programas y proyectos para impulsar la competitividad de las empresas.

En otros términos, NO es prioridad del gobierno gastar en asuntos Económicos, Comerciales y Laborales en General, ya que para este fin destina solo el 0.7% y además en lo particular no se especifica cómo se distribuye entre hombres y mujeres. Estos datos aparentan que el gobierno apoya más el asistencialismo que la productividad.

Por lo anterior, se requiere que mantengamos una mayor presencia ante las autoridades gubernamentales para que brinden mayor presupuesto federal y estatal para las empresas dirigidas por mujeres y en especial las micro y pequeñas por su vulnerabilidad.

Además, proponemos la creación y supervisión de políticas públicas en las que operen programas de desarrollo económico y fomento al empleo con perspectiva de género como las siguientes:

✓ Implementar un sistema de cuidado de personas, accesible a todas las condiciones socioeconómicas, en cantidad suficiente y con estándares de calidad, que aseguren el adecuado trato y protección al infante, adulto mayor, discapacitado o enfermo para que las mujeres trabajadoras y empresarias desarrollen sus actividades laborales.
✓ Promover horarios ampliados en el sistema educativo desde preescolar hasta secundaria.
✓ Implementar un sistema de transporte escolar seguro y accesible económicamente.
✓ Incentivar la creación consolidación y crecimiento de empresas de las mujeres, llevando a cabo programas con perspectiva de género para:

1. Capacitar a las mujeres en lo referente a la gestión empresarial.
2. Asesoría en la práctica aplicada a su empresa, y acompañamiento cercano que garantice la aplicación correcta de los nuevos conocimientos y con esto se dé más certeza de permanencia crecimiento y consolidación de su negocio.
3. La creación de más programas de financiamiento con los recursos necesarios y suficientes para el desarrollo, la consolidación y crecimiento de los emprendimientos de las mujeres, independientemente del tiempo de su creación.
✓ Y donde se ejerzan recursos públicos se implemente un sistema de proveeduría, dando preferencia al consumo de los productos y servicios que generan las empresas de las mujeres, aunado a un compromiso de pago seguro en tiempo y forma para garantizar la permanencia y desarrollo de sus empresas.

En sí, se requiere la alianza del gobierno, la academia y la sociedad para llevar a cabo las acciones afirmativas y con perspectiva de género que sean necesarias para crear las oportunidades de desarrollo integral y se puedan acortar las brechas que nos distancian con los hombres, y de esta manera, que todas las mujeres logren la autonomía económica y emocional para hacer posible que gocen en su justo derecho como persona, el poder de decisión de su ser y de su hacer.

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