El día de hoy el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump formalizó su intención para militarizar la frontera entre México y los Estados Unidos hasta que se construya el muro entre nuestros países, al tiempo que criticó a México por su falta de acción en detener a los migrantes y en especial a la caravana conformada por centroamericanos y mexicanos, llamada Viacrucis del Migrante, que transitaba por nuestro territorio.
Condenamos de manera enérgica la intención de militarizar nuestra frontera y usar una fuerza bélica para amenazar a personas que huyen de la violencia y la pobreza.
1) En primer lugar, la frontera de Estados Unidos ya es la más resguardada del mundo, cuenta con 19,000 agentes de la Guardia Fronteriza (6 por cada kilómetro de la frontera), con un presupuesto de 4 mil millones de dólares y un extenso sistema de cámaras y sensores, entre otros mecanismos de seguridad.
Por ello, la militarización de nuestra frontera es una medida injustificable y desproporcionada, además de una ofensa a la inteligencia y a la dignidad de las personas.
2) La orden de Donald Trump de militarizar la frontera, lo único que hace es hundir cada vez más el prestigio y la credibilidad de su país, condenándolo a un aislamiento militarizado. Estas acciones están orillando a Estados Unidos hacia una política de “estado canalla” (rogue State) y de «terrorismo humanitario», como lo califican Noam Chomsky y Danilo Zolo.
Frente a esto, México no puede permanecer silencioso, sino que debe emitir una condena enérgica. La reacción de las autoridades mexicanas ha sido tibia e insuficiente ante la amenaza que estas intenciones representan. El Senado, debe exigir al Titular del Ejecutivo el cumplimiento de su obligación constitucional de promover en la política exterior, “el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales”.
Como candidatos al Senado, pensamos que México debe señalar que Donald Trump no puede llevar a los pueblos de Estados Unidos y México hacia un escenario de confrontación sin tomar en cuenta los instrumentos del derecho internacional, así como la vida, integridad y dignidad de las personas.
Por ello y en virtud de que los Poderes Ejecutivos de ambos países han sido incapaces de llegar a un entendimiento en el tema fronterizo y nos encontramos en una situación límite, hacemos un llamado al Senado de la República a que asuma su corresponsabilidad en materia de política exterior y convoque de inmediato al Senado estadounidense a una mesa de trabajo para atender esta problemática, que representa una afrenta a nuestro país y una amenaza a los derechos humanos de las personas migrantes. En caso de no hacerlo, nosotros nos comprometemos a hacer lo propio de llegar al Senado de la República.
México es el único país donde concurren todos los tipos de migración: de origen, de tránsito, de destino y de retorno. Por ello, nosotros estamos convencidos que desde el Senado de la República se debe construir una agenda de trabajo integral en materia de migración que enorgullezca y que sirva a México, que ponga el acento en la defensa de los derechos humanos y en la dignidad de los mexicanos y los migrantes que transitan por nuestro país.
Además, impulsaremos desde el Senado de la República acciones para elevar el debate en materia de política exterior, propondremos una amplia discusión para definir los irreductibles de la política exterior mexicana para hacer frente a este tipo de amenazas, y pugnaremos para que el enfoque del derecho internacional sea el eje central de nuestra política exterior, para que en toda acción y negociación, México ponga en el centro a la dignidad de las personas y para que exija a otros gobiernos, como el de Estados Unidos, el respeto a los tratados internacionales en esta materia.
