Una casa sencilla de una sola planta y ubicada en un barrio popular de la zona industrial de la ciudad de Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, fue la pantalla para que una célula criminal mexicana construyera en su interior un túnel para el trasiego drogas hacia San Diego, California.
El túnel, revelado apenas esta semana por autoridades estadounidenses, se construyó a 18 metros de profunidad dentro de la casa, que era habitada sólo por un perro guardián.