Las encías son uno de los tantos indicadores de la salud de nuestro cuerpo. Si las tuyas duelen, sangran o se ven inflamadas, es necesario prestar atención a las señales de alarma. Te ayudamos a identificar los posibles problemas.
Encías retraídas: riesgo de caries
Cuando tus encías se retraen, dejan expuesta la dentina, que es la capa que protege la parte interna de los dientes, llamada pulpa. Esto puede traerte dolor, ya que el nervio se encuentra más desprotegido; pero también facilita el ataque de las bacterias y aumenta las probabilidades de que se produzcan caries.
Encías pálidas y sangrantes: problemas hematológicos
Cuando sufres anemia, por ejemplo, tu cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos. Por eso, tus encías se ven blanquecinas. Mantente atento a esta señal y consulta con tu odontólogo si notas este cambio de tonalidad. Incluso podría tratarse de otras enfermedades de la sangre, no simple falta de hierro. ¡No dejes de consultar con un profesional!
El estrés se refleja en tus encías
Cuando estás bajo estrés, tu cuerpo produce cortisol, una hormona que genera inflamación. Y cuando la inflamación llega a las encías, aumenta el riesgo de sufrir gingivitis, caries e incluso de perder piezas dentarias.
Gingivitis y periodontitis
Si tus encías sangran y están inflamadas, el peligro de desarrollar gingivitis y periodontitis crece, y eso significa malas noticias para tu sonrisa. La primera es una inflamación de las encías, mientras que la segunda es una infección que ataca también al hueso. Si no es tratada, la periodontitis constituye la causa número uno de pérdidas de piezas dentarias en el mundo.
Asegúrate de que el problema no se debe a mala higiene
Muchas veces, el mal estado de las encías se debe simplemente a que no estás cuidando tu dentadura correctamente. Cepíllate tres veces al día, utiliza hilo dental y enjuagues bucales para barrer las bacterias y visita a tu odontólogo regularmente, para asegurarte de que estás haciendo todo lo necesario para que tus dientes se mantengan sanos. Tu sonrisa merece lo mejor. ¡Y tus encías también!
