La mexicana Sandra Castañeda soñaba con regresar a su casa en Los Ángeles después de que su condena por un asesinato fuera anulada por una corte, pero la ilusión se desvaneció cuando la detuvieron para deportarla como parte de las prioridades de EE.UU. de expulsar a migrantes considerados criminales.
La inmigrante tiene ya 20 años tras las rejas: Más de 19 de ellos en California por manejar un automóvil desde donde se desató un tiroteo que dejó un muerto cuando estaba llevando a unos amigos a comprar comida, y el resto en un centro de detención migratorio de Georgia.