Los fósiles esconden secretos, muchas veces sorprendentes e inesperados, como el hallazgo de un equipo de paleontólogos al suroeste de China: un fósil de un animal de cuatro metros dentro del estómago del esqueleto casi completo de un reptil marino gigante, similar a un delfín y conocido como ictiosaurio.
Ese segundo esqueleto, según los investigadores, pertenecía a un reptil acuático, esta vez parecido a un lagarto y conocido como talattosaurio, y es uno de los fósiles más largos que se han encontrado en el estómago de un reptil marino prehistórico.