Por: Verónica Juárez Piña
En tan sólo siete meses, las decisiones erróneas que en materia de política económica ha tomado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, mantienen al país al borde de una recesión económica cuyos costos principales recaerían en las y los mexicanos.
Diversos analistas coinciden que el país observa una desaceleración, es decir un frenón de la economía, producto de varios factores, que si no se corrigen, podría llevar a la recesión y con ello a una crisis económica del país.
Una recesión se configura cuando hay crecimiento negativo en dos trimestres consecutivos, lo que implica una caída en el empleo, la inversión pública y extranjera, reducción del consumo; aumento de la inflación y consecuentemente incremento de los precios de los productos básicos, entre otros factores.
De acuerdo con la firma global de consultoría AT Kearney, “México registró una caída de ocho lugares entre los países que más Inversión Extranjera Directa (IED) reciben en el mundo, al pasar de la posición número 17 a la 25 en el Índice Global de Confianza de IED 2019”.
Otro de los indicadores sumamente preocupantes es la caída del empleo que se registró en mayo de 2019.
Cifras dadas a conocer por el Instituto Mexicano del Seguro Social, sostienen que este mes sólo se crearon 3,983 empleos formales, lo que implica una caída de 88.2% respecto al mismo período de 2018.
Apenas este jueves, la encuesta quincenal de Expectativas que realiza Citibanamex, recogió opiniones de especialistas quienes señalan que el crecimiento económico para México a finales de 2019, pasó de 1.3 por ciento a 1.2 por ciento, en tanto que a finales de 2020 se reducirá de 1.8 por ciento a 1.7 por ciento.
Estos pronósticos coinciden con los del Banco de México, que en su informe trimestral de este año redujo sus expectativas del crecimiento económico del país, al pasarla de un rango de 1.1% a 2.1%, a un intervalo de 0.8% y 1.8%.
En el mismo sentido se pronunció el Fondo Monetario Internacional, que afirmó que “la falta de certidumbre en las políticas del gobierno de AMLO continuará pesando sobre el crecimiento del país, debido al impacto sobre la inversión”.
El FMI recortó su pronóstico de expansión del Producto Interno Bruto a 1.6 por ciento y 1.9 por ciento para 2019 y 2020, cifras 0.5 y 0.3 puntos porcentuales menos que la expectativa de enero pasado.
Y es que la caída de los principales indicadores económicos obedece fundamentalmente a las decisiones económicas erróneas que el presidente ha tomado en apenas siete meses de su administración, caracterizadas por una falta de planeación, decisiones apresuradas y una política de austeridad equivocada que ha resultado perjudicial en la calidad de los servicios públicos y en la garantía de diversos derechos.
Varias son las decisiones que han llevado al país a la situación de deterioro económico en que se encuentra.
Según Factor Económico “la primera y más importante por su impacto económico y de pérdida de confianza en el sector empresarial nacional e internacional, es la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), cuyo costo oscila entre los 60 mil y los 120 mil millones de pesos, sin contar multas y recursos comprometidos, o 198 mil millones si se agrega el costo de un nuevo proyecto. Los empleos perdidos se estiman en 70 mil”.
Pero hay algunas más que también han impactado. Por ejemplo, el despido de miles de trabajadores públicos, la reducción presupuestal en sectores clave como el de salud, el desabasto de gasolina y la insuficiencia de la inversión en obra pública. De acuerdo con México Evalúa, el gasto en inversión física del sector público cayó 13% en el primer trimestre del año en comparación con el mismo período de 2018.
Pesa también la incertidumbre generada respecto a los megaproyectos del actual gobierno, que simplemente no terminan de aterrizar, como es el caso del aeropuerto de Santa Lucía cuya continuidad está suspendida por los amparos presentados debido particularmente a la falta de estudios de impacto ambiental.
Ya no es extraño escuchar decir al presidente que para él la economía va muy bien – argumento que repite su equipo económico- y que él tiene sus propios datos que presentará en julio.
Lamentablemente, no hay motivos para esperar que la economía mejore si no se toman las decisiones correctas y el Ejecutivo Federal deja de pensar que todo se resuelve por decreto y con buenos deseos.
Cuidado, porque el autoritarismo ha tenido costos muy altos en el pasado para el país. Sería lamentable que el anhelo del cambio de las y los mexicanos no se concrete por necedad e incompetencia de quienes presumen que ganaron con amplio respaldo popular, pero que se han dedicado a derrocharlo con actitudes soberbias y gobiernos ineficaces.
