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Desazolve #ELECCIONyTEMBLORES

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Por: Salvador Cosío Gaona

La economía mexicana es muy débil e íntimamente ligada a los acontecimientos internacionales, siendo recordable aquella frase del entonces Titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) hoy Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, que durante una época aciaga en la economía mexicana en 2008 decía: ‘cuando Los Estados Unidos de América tienen un catarro en México nos provoca una severa neumonía’.

Nuestra economía está inexorablemente ligada al esquema petrolero y durante los últimos 36 años ningún gobierno generó las condiciones para que el país pudiese consolidar una plataforma propia de producción de los derivados del petróleo , dependiendo totalmente de factores externos para hacer útilmente valiosa la extracción del hidrocarburo .

Tampoco hubo los procesos necesarios para establecer los esquemas requeridos para la preservación en nuestro territorio de los recursos financieros de los inversionistas mexicanos, ni se consolidó la estrategia permanente para captación de inversión extranjera. Más aún, se soslayó la necesidad de fortalecer los diversos rubros en los que el innato potencial mexicano pudo haberse desarrollado, como los temas agropecuario y forestal, el turismo y la utilización en sitio de la buena mano de obra de los mexicanos, tal como se habría podido hacer para, desde México, fabricar muchísimos insumos consumibles tanto en el mercado local como en el internacional con especial énfasis en el gran mercado que representa nuestro vecino país del norte.

Hoy en día México transita entre los estragos provocados por el huracán Donald Trump, los temblores económicos por la debilidad de nuestra economía que no soporta los impactos de los sobresaltos internacionales, más los problemas propiciados por los desaciertos presidenciales y especialmente los miedos acentuados por la incertidumbre electoral del vecino país y la inseguridad que provoca el que no exista claridad en la ruta que el gobierno seguirá para incentivar o dinamizar el mercado interno y acabar la crisis económica.

Donald Trump ha sido un factor que ha generado muchos tropiezos a México, desde agosto de 2015 siendo aún precandidato en busca de la nominación presidencial por el Partido Demócrata, el mercader neoyorquino anunció que de llegar a la Presidencia del vecino país del norte confiscaría las remesas. El peso mexicano se devaluó y el dólar del vecino país subió su costo al venderse a 16.77 pesos por unidad. Cuando un mes después amenazó con renegociar o cancelar el Tratado de Libre Comercio (TLC), el costo del dólar aumentó a 17.30 pesos por cada unidad, y ya en mayo de este año cuando el aspirante republicano más competitivo frente a Trump por la candidatura presidencial de nombre Ted Cruz abandonó la competencia y dejó el camino libre al mercader neoyorquino, el dólar llegó a venderse hasta en 18.05 pesos.

El colmo fue que, Invitado especialmente por el Gobierno Federal Mexicano el pasado 31 de agosto de 2016, el palurdo y patán mercader neoyorquino sicofante de la política, ya investido como candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Los Estados Unidos de América, acudió a La Residencia Oficial de Los Pinos a una charla privada con El Presidente de México Enrique Peña Nieto. Vino a ofendernos a domicilio e invitado a ello por el propio Presidente de México y provocó una tormenta que se convirtió en gran Huracán, lesionando en forma severa la estructura presidencial mexicana y al Partido Revolucionario Institucional (PRI), pues la visita del lenguaraz magnate e incipiente político norteamericano le provocó innumerables críticas a Peña Nieto y tras haberle redituado al tal Trump un inesperado impulso en cuanto a la preferencia electoral en su país, generó movimientos telúricos en el gabinete presidencial, destacando la salida de Luis Videgaray Caso de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), quien fue sustituido por José Antonio Meade Kuribreña que a su vez dejó su cargo como titular de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) al muy cercano amigo y compadre de Peña llamado Luis Enrique Miranda Nava, que fungía como Subsecretario de Gobierno en la Secretaría de Gobernación (SEGOB) a cargo de Miguel Ángel Osorio Chong, a quien de paso fortalecieron al quitarle un alacrán de encima, pues desde el inicio del sexenio Miranda Nava fue algo así como la piedra en el zapato de Osorio, al pretender dominar las tareas de la SEGOB, aprovechando su cercanía con El Presidente.

Pero el impacto negativo del tal Trump en México golpeó en el ámbito de la Política Económica, que incluye lo financiero, además de lo presupuestal y tributario, pues los movimientos realizados el 7 de septiembre por Peña Nieto al remover de la SHCP a Videgaray y colocar ahí a Meade Kuribreña, coincidieron con la entrega al Congreso de la Unión de las Iniciativas de Ley del Presupuesto de Egresos y de la Ley de Ingresos de la Federación, de tal forma que el 8 de septiembre hubo un temblor económico, pues entre las repercusiones por el movimiento en la SHCP, la incertidumbre por el proyecto de presupuesto y los asuntos propios de la famosa Miscelánea Fiscal Anual para el próximo año 2017, provocaron que la moneda del vecino país del norte se llegara a vender hasta en 18.85 pesos por cada unidad de la divisa norteamericana, el dólar.

Y al consolidarse a los pocos días después la presentación del paquete económico conteniendo recortes presupuestales y afectando proyectos y programas de obras y servicios públicos, y por ende a la economía nacional, se generó nueva oleada de incertidumbre y desconfianza, provocándose otro derrumbe del peso que llegó a su nivel más débil de los últimos tres meses, cotizándose hasta en 19.20 pesos por cada dólar del vecino país del norte, y es que El Presidente Peña Nieto ha vuelto a incurrir en mentiras o falsas promesas, ya que al anunciar formalmente la remoción de Videgaray Caso como titular de la SHCP y dar posesión en su lugar Meade Kuribreña, Peña instruyó públicamente al nuevo responsable de la SHCP a elaborar y presentar ante El Congreso de la Unión un proyecto de Presupuesto de Egresos de La Federación austero y fue claro el señalar que esa austeridad debía verse reflejada en el recorte máximo al gasto administrativo con especial acento en evitar al máximo el gasto superfluo, entendiéndose por ello: gastos de representación , viáticos , telefonía fija y celular no indispensable , compensaciones adicionales , gastos de publicidad innecesaria y cualquier erogación injustificada, siendo enfático al ordenar específicamente a Meade evitar los recortes presupuestales a proyectos y programas de desarrollo. Pero Meade presentó el presupuesto sin acatar lo señalado o, simplemente, el discurso de Peña Nieto fue una mentira más.

Lo cierto es que el proyecto presupuestal para 2017 se mantiene en el esquema acostumbrado por Videgaray, al igual que era el usado por el propio Meade cuando fue Secretario de Hacienda al final del sexenio presidencial anterior, que encabezó el Panista Felipe Calderón Hinojosa, un proyecto de gasto que sigue conteniendo gastos superfluos e innecesarios, además de plantear recorte presupuestal afectando severamente proyectos y programas prioritarios. El recorte de casi 300 mil millones de pesos golpea rubros básicos e importantes como educación, salud, desarrollo rural y agropecuario, así como preservación del medio ambiente.

Pero el tobogán del peso siguió, pues cuando en fecha reciente se supo públicamente que la principal contrincante de Trump, la Señora Hillary Rodham-Clinton tuvo un desvanecimiento estando en pleno evento conmemorativo de los ataques terroristas perpetrados en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 y se conoció que presuntamente está afectada de neumonía, especulándose sobre un asunto más grave en su salud, la divisa estadounidense elevó su valor frente a la moneda mexicana hasta llegar a venderse en 19.57 pesos por cada unidad. La reacción del Mercado mexicano adquiriendo divisas en forma compulsiva, provocándose el incremento de su costo frente a nuestra moneda mexicana y la salida de capitales nacionales y foráneos, no puede catalogarse como el resultado exclusivo de las expectativas negativas o la incertidumbre por el posible triunfo del patán y palurdo Donald Trump en las elecciones del próximo 8 de noviembre, pues además está la inseguridad propia del momento que vive el país con su endeble economía decadente, que por estar ligada a los precios del petróleo y no tener fortaleza general por carencia de diversificación de ingresos y la consecuente falta de autosuficiencia global, sucumbe ante los embates del mercado internacional y los altibajos de las economías más fuertes que impactan al resto de las estructuras financieras del mundo.

La cotización del peso, a menos de dos meses de las elecciones, va a la par de las encuestas, aciertos y tropiezos de ambos candidatos, así como de otros factores económicos como la inminente alza de tasas de interés de Estados Unidos y la incertidumbre por el ajuste al gasto público de 2017.

Y aunque El Presidente Peña Nieto pensó que con el reciente arribo de José Antonio Meade Kuribreña a la titularidad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) sustituyendo al removido Luis Videgaray Caso, se generaría confianza y evitaría la inestabilidad económica y cambiaria, no ha sido así, tanto porque el proyecto de presupuesto que El Poder Ejecutivo Federal presentó al Congreso de la Unión no reflejó la austeridad y recorte del gasto administrativo no prioritario y superfluo, sino que planteó grandes recortes a proyectos y programas fundamentales para el desarrollo socioeconómico del país, como también por el hecho que Meade representa el retorno del esquema de política económica, financiera, presupuestal y tributaria que no funcionó en el sexenio anterior a cargo de Felipe Calderón.

No se puede soslayar que desde que era candidato presidencial en 2012 y aun en el inicio de su sexenio en 2013, Enrique Peña Nieto y su entonces asesor principal Luis Videgaray criticaron acremente la política económica, financiera y presupuestal, además del manejo tributario del gobierno calderonista y quien estaba a cargo de todo eso era precisamente Meade, a quien ahora incongruentemente Peña vuelve a colocarlo al frente del timón del barco. Un barco que se aprecia a la deriva.

Pero en relación a la salida de Videgaray de la SHCP hay diversas consideraciones e hipótesis. De ello compartiré mañana en este espacio.

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