En 2014, la periodista estadounidense Johana Bhuiyan se encontró con que el gerente de Uber en Nueva York tenía acceso a toda la información de sus viajes, violando su derecho a la privacidad (y la política explícita de la empresa en este aspecto); había recolectado la información usando una vista que dentro de Uber se conoce como el «modo Dios», que permite ver la posición de todos los autos y los pasajeros en todo momento en una ciudad. Esto motivó una investigación que terminó con una multa, a principios de año, de 20.000 dólares.
Pero según denunció Ward Spangenberg, un exingeniero de seguridad informática de la compañía, aún después de este hecho cientos de empleados dentro de la compañía siguieron usando este «modo Dios» sin requerir autorización (tal como lo exige la multa definida a principios de año), lo que les permitía conocer los movimientos de sus clientes y seguir a famosos, políticos, exparejas, etcétera. Así lo publicó ayer el Centro de Periodismo de Investigación Reveal.
Spangenberg declaró ante la Justicia, como parte de una demanda que hizo contra Uber por discriminación, que ejecutivos de la compañía borraron archivos que debían almacenar por orden legal, encriptaron a distancia computadoras para impedir que la policía tuviera acceso a los datos almacenados en las ciudades donde tiene conflictos con la ley ( como Buenos Aires ). Otro exingeniero del área de seguridad, Michael Sierchio, afirma que las políticas de seguridad informática dentro de Uber no se aplican correctamente.
Uber afirma que esto no es cierto, y que la denuncia de Spangerberg responde a que está disconforme porque lo echaron.