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¿Y si AMLO, en verdad, fuera un dictador?

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Por: Luis Cisneros Quirarte

Naturalmente, no estamos hablando de los sanguinarios dictadores del siglo XX: los Stalin, los Franco, los Pinochet. La característica de los nuevos autócratas o neo-dictadores es que en realidad se ajustan a las reglas de la democracia, al menos formalmente. Ya no son las revoluciones, ni los golpes militares, ni las guerras civiles, sino las elecciones democráticas el origen de sus mandatos. 

Así que, si AMLO tuviera vocación de dictador, probablemente haría lo que hacen los dictadores del siglo XXI: personajes como Vladimir Putin en Rusia (en el poder real desde 2000); Recep Tayyip Erdogan en Turquía (desde 2003); por no hablar de los más cercanos Chávez-Maduro en Venezuela (desde 1999) o el recientemente defenestrado Evo Morales de Bolivia (2006-2019).

Es decir, gobernantes que llegaron a serlo al amparo de los votos y que una vez en el poder, convocaron a referendo o simplemente hicieron uso de sus mayorías parlamentarias para reformar sus constituciones, y de esta manera ampliar los periodo de gobierno para los que fueron electos y/o permitir adicionales periodos de reelección. 

Putin fue presidente los dos periodos de cuatro años que le permitía la constitución rusa -de 2000 a 2008-; después fue primer ministro (aunque el verdadero poder detrás del presidente Medveved) y en 2012 y 2018 fue electo en procesos muy cuestionados para sendos periodos presidenciales que ya para entonces eran de seis años cada uno. Rusia sostendrá un plebiscito para ratificar una reforma constitucional que permitiría a Putin reelegirse otros dos periodos a partir de 2024.

En Turquía, Erdogan fue primer ministro durante los tres periodos electorales de cuatro años cada uno que la constitución le permitía (2003-2007-2011). En 2014 fue electo presidente, y en 2017 una reforma a la carta magna transformó el sistema político turco del parlamentarismo al presidencialismo, lo que le abrió la puerta para contender de nuevo para presidente en 2018 para el primero de dos posibles periodos de cinco años que lo podrían llevar a gobernar hasta 2028.

El modelo latinoamericano es, digámoslo así, menos sutil. Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales de su país en 1999 para un periodo de cinco años sin posibilidad de reelección inmediata. En 2000 una nueva constitución le permitió convocar a nuevas elecciones en que fue electo presidente por un periodo de seis años, reelegirse en 2006 y reformar de nueva cuenta la constitución por medio de un referéndum en 2009 para permitir la reelección indefinida. En 2012 volvió a triunfar en elecciones y murió en el poder en 2013. Nicolás Maduro ganó la elección extraordinaria correspondiente en un proceso muy cuestionado por la oposición y nuevamente cinco años más tarde en un mandato que de concluirlo lo llevaría hasta el 2025, al menos, aun cuando ni la Unión Europea, ni la Organización de los Estados Americanos, ni los Estados Unidos reconocen su presidencia y sí en cambio la del líder de la asamblea legislativa Juan Guaidó.

En Bolivia, Evo Morales ganó contundentemente la elección presidencial de 2005 para un periodo de gobierno de cinco años sin posibilidad de reelección. En 2009 convocó a un referéndum para modificar la constitución y permitirle la reelección por un periodo adicional. En 2013 la corte constitucional boliviana decretó que Morales podía reelegirse por un tercer periodo, por lo que nuevamente contendió y ganó en las presidenciales de 2014. En 2016 convocó a un nuevo referéndum para reformar otra vez la carta magna y poder contender por una cuarta ocasión. Una mayoría de bolivianos votó en contra. A pesar de ello, la suprema corte electoral dictaminó a petición del partido gobernante a favor de la reelección sin límites. La OEA documentó maniobras fraudulentas en la elección presidencial de 2019 que supuestamente habría ganado Morales, lo que provocó su salida del país a instancia de las fuerzas armadas y su eventual asilo político en México y luego en Cuba.  

Así que, si AMLO quisiera convertirse en dictador, lo primero que tendría que hacer es encontrar el mecanismo para reformar la constitución y abrir la puerta de la reelección. Hay otras acciones que los dictadores de nuevo cuño realizan en el milenio para perpetuar sus dominios, entre varias, acotar la independencia de los poderes judicial y legislativo, capturar la autoridad electoral y la desacreditación de la oposición partidista y los medios de comunicación. Pero eso ya sería otro tema.

(Regidor en Guadalajara por Movimiento Ciudadano, politólogo, autor de los libros “Las entrañas del león negro” y “La cuarta transformación y la refundación de Jalisco”.)

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2