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VIVIR EN UNA CIUDAD CADA VEZ MÁS DESHUMANIZADA

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No hace mucho tiempo recuerdo que si alguien chocaba o tenía algún percance vial, de inmediato sobraban manos o personas que apoyaban, desde auxilio mecánico hasta, en algunas ocasiones primeros auxilios, Hoy eso es historia, simplemente no sucede o peor, sólo nos remitimos a consignarlo en redes sociales.

Hoy lo mismo da ver en un autobús a una persona de la tercera edad cargada de bolsas de mercado, esperando un asiento y la falta de sensibilidad nos lleva a colocarnos los audífonos o hacernos los dormidos en el lugar sin cederlo, por caballerosidad o por educación, o simplemente el caso de aquellos lugares para personas discapacitadas asignados en el tren eléctrico o en el transporte urbano que son ocupados por quienes suben con una presunta dificultad y bajan con el milagro de la recuperación.

Estacionarse en los espacios para personas con discapacidad es algo común, y sólo en algunos casos, las autoridades hacen lo propio: Multar conforme al reglamento, castigar con la ley a quienes no la cumplan, pero por desgracia no es siempre y no es con todos.

La deshumanización se da también en nuestro actuar cotidiano, basta ver en los restaurantes, en los autos, en el salón de clase, en la oficina, nos pasamos horas frente a un celular, “conectados-desconectados” ya dejamos de hablar y ahora usamos el texto como herramienta de comunicación, así de impersonal muchas veces y así de escueto en otras. Las reuniones familiares sólo coinciden con hora y lugar, pero todos están y no están porque las redes sociales parecen imperar en cada tiempo y en cada espacio.

Nos hemos deshumanizado si, con la falta de confianza de unos a otros, de ofrecer nuestra ayuda a un tercero y salir “involucrado” o peor aún con la expectativa de recibir un gracias y llevarse un “metiche”. Nos hemos Deshumanizado al no levantar el papel que encontramos tirado en el suelo, a pasar de largo y no percatarnos de que la maceta de la oficina requiere de agua, siempre pensando que de alguien es la responsabilidad y que no es nuestra. A qué nos lleva esto? A dejar de ser comunidad, sociedad, a no crear entorno y lo peor a dejar de lado lo que siempre en desgracias nos ha caracterizado: ser solidarios. Por qué esperar a que algo malo suceda?, por qué no aprovechar la oportunidad de ayudar a cruzar a un invidente, a ceder el lugar a un pasajero del transporte público, o por qué no, saludar de mano y ver a los ojos a un compañero de trabajo y comenzar diciendo: Buen día.

Si logramos hacer esto un mes como propósito, lograremos un cambio sorprendente, con el vecino, con el de la tienda de abarrotes, con el mesero, con el propio Jefe, el ser humano aprende del ejemplo y éste lo hace costumbre, entonces creo que al menos podemos dejar una semilla en nuestros hijos, haciéndolo en la escuela, con sus maestros, con sus compañeros, el mundo está mal, decimos los adultos, pero pareciera que no hacemos nada para arreglarlo. Los humanos cometemos a diario errores… pero también tenemos el tiempo para enmendarlos, seamos una vez más un planeta de Humanos.