La ocupación de una sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) cumple seis meses como símbolo de la resistencia feminista ante un Estado que muchas consideran negligente y permisivo con la violencia contra la mujer en México, un país con casi 1.000 feminicidios en 2020.
Según contó a Efe este jueves una de las activistas que sigue ocupando el edificio, que prefiere mantener el anonimato por seguridad, conservar la unidad y la convivencia «es muy complicado porque hay muchos roces», pero es en este sitio donde se siente «muy protegida y segura».