Washington D.C. – En un giro que podría reavivar las tensiones comerciales en la región, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó el jueves su intención de imponer aranceles del 25% a México y Canadá, a partir del 1 de febrero. Esta decisión, que ha sido objeto de debate y preocupación, se justifica por Trump con la necesidad de combatir el tráfico de fentanilo y el creciente déficit comercial que, según él, afecta a su país.
Durante una conferencia de prensa, el mandatario republicano dejó entrever que podría tomar una decisión sobre la inclusión del petróleo en estos aranceles en la noche del mismo jueves, lo que añade más incertidumbre a las relaciones comerciales entre los tres países que componen el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su confianza en que Trump no llevará a cabo esta medida. Sin embargo, aseguró que su gobierno tiene un plan de contingencia en caso de que las amenazas se materialicen. «No creemos que vaya a ocurrir, la verdad. Y si ocurre, también tenemos nuestro plan. Ya lo informaremos», declaró en una reciente conferencia de prensa, aunque sin proporcionar detalles sobre las acciones que podría tomar.
Por su parte, la Casa Blanca ha destacado la «cooperación histórica» entre Estados Unidos y México, pero la portavoz Karoline Leavitt reafirmó la determinación de Trump de seguir adelante con los aranceles. Esta situación ha generado preocupación en ambos países, ya que las nuevas tarifas comerciales podrían violar los términos del T-MEC, el acuerdo que fue reformado en 2020 bajo presión de Trump.
El gobierno canadiense también ha manifestado su descontento, advirtiendo que responderá «con firmeza» a cualquier aumento arancelario por parte de Estados Unidos. Los expertos advierten que la imposición de estos aranceles tendría un impacto devastador en la economía mexicana, que destina aproximadamente el 83% de sus exportaciones al mercado estadounidense. Diego Marroquín, experto en comercio internacional del Wilson Center, comentó que «poner aranceles a todos los productos viola el tratado y dinamita la confianza que tiene el sector privado», lo que podría enfriar las inversiones en la región.
Se estima que los sectores más afectados serían el automotriz y el electrónico, los cuales dependen en gran medida del mercado estadounidense, destinando hasta el 50% de su producción a este. La incertidumbre generada por esta situación podría llevar a una desaceleración significativa en el crecimiento económico de México y a un aumento de la tensión entre estos socios comerciales.
Con estas medidas, Trump parece decidido a fortalecer su postura en cuestiones comerciales, un tema que ha sido central en su agenda política. La comunidad internacional observa atentamente cómo se desarrollará esta situación en las próximas semanas.
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