La líder civil de Myanmar y Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, debió renunciar ante la violenta represión militar contra la minoría musulmana Rohingya de su país, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Zeid Ra’ad al Hussein.
El titular de derechos humanos criticó el proceder de Suu Kyi en una entrevista publicada este jueves, días después de que una investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acusó al gobierno militar de Myanmar (antes Birmania) de tener “intención genocida” contra los Rohingya.
Sostuvo que Aung San Suu Kyi “debería haber considerado volver al arresto domiciliario en lugar de excusar al ejército”, el cual ha sido acusado de conducir una limpieza étnica sistemática en el estado de Rakhine, norte de Myanmar, que dejó miles de muertos y propició un éxodo masivo de rohingyas hacia Bangladesh.
El informe de la ONU señaló que el liderazgo militar de Myanmar debía ser investigado por genocidio, ya que el ejército lanzó una campaña contra los rohingya hace un año y realizó asesinatos en masa, incendió aldeas enteras, quemó a civiles vivos, robó propiedades, torturó y cometió violaciones sexuales.
Todos esos crímenes forzaron a unos 700 mil musulmanes a huir del país de mayoría budista hacia Bangladesh, donde fueron acogidos en campamentos en los cuales aún permanecen con la esperanza de poder regresar a sus tierras.
La ONU admitió en su informe que las autoridades civiles de Myanmar tienen poco control sobre los militares, pero criticó a Suu Kyi por no usar su “autoridad moral” para frenar el terror, concluyendo que el gobierno civil que ella encabeza “a través de sus actos y omisiones” había “contribuido a la comisión de crímenes atroces”.
Después de tal crítica surgieron voces que pidieron que se le retirase el Premio Nobel de la Paz que se le concedió en 1991 por su lucha en favor de la democracia y los derechos humanos, pero las autoridades que otorgan el galardón aseguraron que no lo harían.
En declaraciones a la cadena pública de noticias BBC, Al Hussein afirmó que no se podía culpar a Suu Kyi, aunque dijo que “ella estaba en condiciones de hacer algo”, tal vez “podría haberse quedado callada o mejor aún, haber renunciado”.
“No había necesidad de que ella fuera la portavoz del ejército birmano. No tenía que decir que se trataba de un iceberg de desinformación. Estas eran invenciones”, dijo el Alto Comisionado en referencia a las declaraciones que la líder civil hizo a principios de este año.
“Ella podría haber dicho: mira, ya sabes, estoy preparado para ser líder nominal del país, pero no en estas condiciones. (…) Muchas gracias, voy a renunciar, volveré al arresto domiciliario. No puedo ser un accesorio adjunto que otros puedan pensar que tienen cuando se trata de estas violaciones”, puntualizó.
Suu Kyi, de 73 años de edad, fue reconocida y respetada en todo el mundo como una heroína de los derechos humanos después de que el gobierno militar la mantuvo 16 años en arresto domiciliario.
Cuando finalmente fue liberada, su partido, la opositora Liga Nacional por la Democracia obtuvo una victoria electoral aplastante en 2015 y Suu Kyi se convirtió en el líder de facto del país, aunque los militares aún mantienen un gran control sobre los asuntos nacionales.
Su fracaso para intervenir sobre las atrocidades cometidas contra los Rohingya ha dejado atónitos a sus antiguos admiradores.
Olav Njoelstad, secretario del Comité Noruego del Nobel, confirmó ayer miércoles que no sería despojada del premio que ganó por luchar por la libertad y la democracia en 1991, año en el cual recibió el galardón, ya que las reglas de los Premio Nobel no permiten que se retire una condecoración.
