La de Steve Jobs y Japón es una historia de amor mutuo. El país asiático es uno de los principales mercados de Apple, y su cofundador sentía una devoción por la sencilla estética japonesa que desarrolló en múltiples viajes y pudo influir en sus ideas y diseños.
Cuando se cumplen diez años de la muerte del empresario estadounidense, quienes lo conocieron le recuerdan como una persona calmada, curiosa pero muy exigente en sus visitas, y ofrecen pistas sobre cómo pudieron inspirarle para los icónicos productos que ideó.