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Se retracta Trump de promesas polémicas

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El Presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se retractó en entrevista con The New York Times de algunas de sus promesas de campaña más extremas.

El magnate desechó su idea de encarcelar a Hillary Clinton, expresó dudas sobre el valor de torturar a sospechosos de terrorismo y dijo que tendría una mente abierta respecto al cambio climático.

Durante la entrevista con periodistas y editores del Times -que fue momentáneamente cancelada-, Trump no mostró remordimientos por transgredir repetidamente las convenciones éticas y políticas que desde hace tiempo dan forma a la presidencia estadounidense.

Afirmó que no tiene la obligación de establecer límites entre su imperio empresarial y la Casa Blanca, al admitir que la marca Trump es ahora más atractiva que antes.

Defendió a Stephen Bannon, su principal estratega, de acusaciones de racismo, al asegurar que es un tipo decente, y criticó a los republicanos que no lo apoyaron en su candidatura poco ortodoxa por la Casa Blanca.

La entrevista, según el diario, demostró la aparente ansiedad de Trump por complacer a su público y su tendencia a hablar de generalidades, inclusive cuando se le presionó por ahondar en ciertas posiciones políticas que lo impulsaron a vencer a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales hace dos semanas.

Tras gritos de «¡enciérrenla!» durante sus mítines de campaña en referencia a su promesa de procesar a Clinton, Trump expresó ahora simpatía hacia su ex rival.

Afirmó que no tiene ningún interés en presionar por el procesamiento de Clinton por el uso de un servidor de correo electrónico privado o por las actividades irregulares de la Fundación Clinton.

«Quiero avanzar, no ir hacia atrás. No quiero lastimar a los Clinton, realmente no», explicó al diario.

El cambio de parecer del Presidente electo sobre la necesidad de utilizar la tortura como una herramienta para combatir el terrorismo, a la cual hizo referencia en repetidas ocasiones durante su campaña, también fue notable.

Dijo que su cambio de opinión respecto a la utilidad del waterboarding (ahogamiento simulado) y otras formas de tortura tras hablar con James N. Mattis, un general retirado del Cuerpo de Marinas que encabezó el Comando Central de Estados Unidos.

«Me dijo, ‘nunca lo he encontrado muy útil (…) denme un paquete de cigarros y un par de cervezas y lo haré mejor’, me impresionó mucho esa respuesta», contó Trump sobre el encuentro con Mattis, quien dijo que era más útil ganarse la confianza y cooperación de los sospechosos.

Trump añadió que Mattis es seriamente considerado para el puesto de Secretario de Defensa.

En cuanto al cambio climático, Trump se negó a reiterar su promesa de abandonar el pacto climático de París, y aseguró que lo está estudiando muy de cerca.

«Tengo una mente abierta (…) y aire limpio y agua cristalina son de vital importancia», indicó.

Garantizó que no tiene la intención de adoptar posiciones extremas en algunas áreas, y denunció enérgicamente una conferencia supremacista blanca celebrada en Washington este fin de semana, en la que los asistentes criticaron a los judíos, dijeron algunas palabras en alemán e hicieron el saludo nazi.

Preguntado sobre su antagonismo con los medios de comunicación y su promesa de repensar las leyes sobre difamación, respondió, refiriéndose al editor del Times, Arthur O. Sulzberger y otros ejecutivos «creo que serás feliz».

Sin embargo, presionado para responder a críticas en otras áreas, fue desafiante.

«La ley está totalmente de mi parte. El Presidente no puede tener un conflicto de intereses», respondió cuando se tocó el tema de sus posibles conflictos de interés.

Arguyó que sería extremadamente difícil vender sus negocios porque son propiedades inmobiliarias. No obstante, concedió que le gustaría hacer algo para abordar las preocupaciones éticas, y recordó que había dejado la gestión a sus hijos.

Insistió en que todavía puede tener socios comerciales estando en la Casa Blanca para tomarse unas fotos y consideró que los críticos lo presionan para ir más allá de lo que está dispuesto, pues quieren que se distancie de sus hijos.

Rechazó asimismo la idea de que estaba forzando las leyes federales contra el nepotismo al buscarle un puesto en la Casa Blanca a su yerno, Jared Kushner.

Sin embargo, con tal de evitar un conflicto sugirió que podría tratar de convertirlo en un enviado especial encargado de negociar la paz en Medio Oriente.

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