Por: Verónica Juárez Piña
La caída de una enorme pieza de concreto, por una maniobra imprudente, en la obra del Tren Interurbano México-Toluca “El Insurgente”, a cargo del gobierno federal, y la reacción de López Obrador frente a lo que pudo ser una tragedia de consecuencias graves, es un símil de la trágica situación cotidiana que viven las y los mexicanos.
Mientras el país se cae a pedazos, el Presidente evade su responsabilidad y se victimiza. Sin embargo, esta estrategia busca esconder la realidad de un gobierno ineficiente e insensible cuya indolencia es responsable de muchas tragedias que lastiman a millones de personas.
En el caso del accidente del Tren Interurbano por fortuna no hubo heridos, sin embargo, la insensibilidad con la que López Obrador se refirió a este hecho, deja mucho que desear.
Es exactamente la misma actitud que mostró frente al desplome de la Línea 12 en el que murieron 26 personas y el incendio de la estación migratoria de Ciudad Juárez, en el que fallecieron 39 migrantes; así como ante el secuestro y asesinato de decenas de jóvenes por parte del crimen organizado, y el dolor de las madres buscadoras de más de 111 mil personas desaparecidas.
Esta indiferencia ha generado una ola de indignación, pero López Obrador no se inmuta. Presume que es el segundo mandatario más popular en el mundo, pero eso no abona a resolver las necesidades más apremiantes en nuestra sociedad.
Lo que realmente importa es un gobierno eficiente, que garantice la seguridad, los derechos humanos y genere mejores condiciones de vida de para todas y todos. Queremos vivir en paz y que los delincuentes no actúen con absoluta impunidad.
A tal grado el gobierno de López Obrador ha perdido el control del país que, en lugar de confiar en que las autoridades cumplirán con su responsabilidad, las víctimas piden clemencia a los líderes del crimen organizado o que castiguen los abusos de sus propios integrantes. Saben de la complicidad de los funcionarios con la delincuencia. En muchas regiones unos y otros son lo mismo.
Pero López Obrador guarda silencio ante ello. México cerró 2023 con más de 30 mil asesinatos. Esta administración, todavía con algunos meses por terminar, acumula 166 mil 193 homicidios y 4 mil 892 feminicidios. Un record histórico.
El silencio que ha guardado frente al secuestro de Lorenza Cano, madre buscadora de Salamanca, Guanajuato; y el asesinato de su esposo e hijo, es realmente indignante.
Estos hechos no existen en su pensamiento mágico. Está obcecado en enviar un paquete de iniciativas al Congreso de la Unión que, por su inviabilidad, no tiene el consenso de la mayoría de las fracciones, pero eso no le importa porque sus objetivos son electorales. Busca manipular la percepción ciudadana para beneficiar a Sheinbaum.
Es evidente que ni López Obrador ni Sheinbaum dejarán de evadir la realidad y priorizar sus ambiciones por encima del interés y la seguridad de las y los ciudadanos, pero se toparán con la resistencia de millones que están hartos de tantas mentiras, incapacidad e insensibilidad.
