El uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales han promovido que la gente vuelva a escribir, y eso es positivo. El problema radica en que hay quienes escriben con absoluta irresponsabilidad, bajo la protección del anonimato, promoviendo incluso los discursos de odio, señaló el doctor Luis Fernando Lara, lingüista y miembro de El Colegio Nacional.
Al participar en la cátedra inaugural de la licenciatura en Letras Hispánicas, con la conferencia “La formación literaria”, que tuvo como sede el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), dijo que además existe una falta de pudor.
“Cuando uno publica está dando a conocer algo al público, y en ocasiones al respecto existe absoluta irresponsabilidad. Pensemos en el discurso de odio: ahora se encuentran entre los blogs, páginas absolutamente execrables de odio hacia indios, judíos y negros que antes no se manifestaban. No hay responsabilidad y eso es grave, además de que existe una falta de pudor. Hay cosas de la vida personal que deben quedar ahí”, subrayó.
En cuanto a la lengua española resaltó que, por una parte, se mantiene como la segunda lengua materna más extendida en el mundo después del chino y antes del inglés, y eso es importante, pero no se debe de reducir a cuántos somos, sino a qué decimos y en el qué decimos es donde tenemos que poner atención y ofrecer buena literatura, ciencia, periodismo, ya que eso es lo que dignifica nuestra lengua.
El académico ponderó que, ante este panorama, los desafíos son fundamentalmente llegar a ser capaces de transmitir la cultura y lograr una educación de la sensibilidad artística, y en este sentido las escuelas no han hecho su mejor labor.
“La escuela ha hecho un mal trabajo, no ha enseñado a leer, ha enseñado a decodificar. Por otro lado, hay que buscar lecturas que son importantes para los niños, literatura que los acerque a temas centrales y contemporáneos”, manifestó.
Lara puntualizó que ningún mexicano le pone peros al estudio de la historia, que se considera perfectamente legítima en México, pero lamentablemente, los estudios literarios todavía se siguen viendo como una cuestión marginal, que responde a intereses menos valiosos.
“En las universidades, el estudio literario parece que ya no se puede justificar por sí mismo y buscan coartadas que los hagan aceptables para las autoridades universitarias”, concluyó.
