El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) expresó su preocupación ante la posibilidad de que centros de detención se vean “duramente” afectados por la pandemia de coronavirus, dada la particular vulnerabilidad en que se encuentran las personas privadas de libertad.
“En estos lugares, el agua limpia y el jabón pueden ser un lujo, y el cloro y otros materiales necesarios no siempre están disponibles. Muchas veces hay sobrepoblación, lo que impide el distanciamiento físico.
«Además, muchos centros de detención suelen carecer de ventilación y de asistencia médica suficientes, lo que facilita la transmisión de las enfermedades infecciosas”, señaló la organización internacional en un comunicado.
El CICR llamó a las autoridades responsables de la detención en los países del mundo a aplicar medidas de control y prevención de infecciones, de cara a la propagación de la enfermedad COVID-19.
“Los lugares de detención no están separados del resto del mundo en lo que a transmisión de enfermedades se refiere.
«Los virus pueden entrar y salir a través de los familiares que visitan a los detenidos, del personal penitenciario, de los proveedores y de los propios detenidos que entran o salen cuando son condenados o cuando deben presentarse ante los tribunales”, advirtió Vincent Ballon, jefe de la unidad de detención de la Cruz Roja.
“La salud de los detenidos debe ser protegida no sólo porque es lo correcto sino por el bien de toda la sociedad”, sintetizó.
La oficina de la Cruz Roja para México y América Central informó que trabaja de manera coordinada con las autoridades de la región para prevenir la atención del coronavirus mediante asesoría técnica, donación de insumos y acompañamiento para implementar recomendaciones relativas al desarrollo de protocolos de control y prevención.
Además, el CICR aseguró que promueve la adopción de medidas no privativas de la libertad y alternativas a la detención para que los Estados y las autoridades judiciales y penitenciarias consideren los complicados factores que intervienen en estas decisiones.
“La reducción del número de personas privadas de la libertad puede ayudar, sin duda, a reducir los riesgos que conlleva la COVID-19”, apuntó Jordi Raich, jefe de la delegación de la Cruz Roja para México y Centroamérica.
Las políticas de salud pública para contrarrestar la pandemia, como la cuarentena y el aislamiento, también deben aplicarse en la protección de la vida y la salud de la población carcelaria, subrayó el CICR.
“Es necesario informar de las medidas restrictivas implementadas y estas deben ser aplicadas de acuerdo con el principio de necesidad y proporcionalidad, y en base a las recomendaciones de las autoridades de salud competentes”, abundó el organismo internacional.
