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Por la captura del Poder Judicial

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Por: Verónica Juárez Piña

Ninguna de las integrantes de la terna enviada por el presidente de la República para ocupar el lugar que dejó vacante Arturo Zaldívar, alcanzó los votos de las dos terceras partes de las y los Senadores presentes en la sesión del 28 de noviembre para poder ser designada Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La oposición votó en contra de las propuestas en la terna por su afinidad con el presidente, que ellas mismas reconocieron, como también lo hizo López Obrador. Sin embargo, el mayor obstáculo fue la bancada de Morena que, en la disputa que dejó la elección interna por la candidatura a la presidencia, no logró el consenso para respaldar de forma unánime a alguna de las tres.

Posteriormente, el presidente envió una segunda terna también será integrada por mujeres y solo con un cambio: sumó a María Eréndira Cruz Villegas Fuentes (las otras dos son Bertha María Alcalde Luján, hermana de la secretaria de Gobernación, y Lenia Batres Guadarrama, hermana del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México) en el caso de que el Senado rechace nuevamente la terna, ocupará el cargo la persona que, dentro de la misma, designe el titular del Ejecutivo Federal, de acuerdo con el procedimiento establecido en el artículo 96 de la Carta Magna.

De darse este último escenario, López Obrador tendrá mejores condiciones para designar una Ministra cercana a su proyecto político, que se sumará a Juan Luis González Alcántara, Yasmín Esquivel Mossa, Margarita Ríos Farjat y Loretta Ortiz, a quienes propuso durante su gobierno; aunque Arturo Zaldívar, como presidente de la SCJN, fue un gran aliado del Ejecutivo, lo que se confirmó al sumarse, inmediatamente de su renuncia, al equipo de Sheinbaum.

El nombramiento de una Ministra a modo es parte de la estrategia que López Obrador desplegó desde el inicio de su gestión para capturar al Poder Judicial. Primero propuso un Ministro y 3 Ministras que pretendía incondicionales, pero al menos dos han votado en varias ocasiones de manera contraria a sus dictados.

Luego impulsó la inconstitucional reelección de Arturo Zaldívar y al frustrarse ésta, ha hostigado de mil maneras al Poder Judicial, reduciéndole presupuesto, pretendiendo eliminar fideicomisos para apoderarse de recursos destinados a garantizar derechos de los trabajadores y desatando una feroz campaña de descalificación contra la SCJN y en particular hacia su presidenta, la Ministra Norma Lucía Piña Hernández.

López Obrador justifica sus arrebatos autoritarios en su supuesto interés de reformar el Poder Judicial y dice que ya se rindió porque no pudo hacerlo durante su administración. Es falso. La pretensión de controlar al Poder Judicial se la impuso a Sheinbaum como un asunto prioritario.

Por eso uno de los temas principales de la agenda de la precandidata morenista es la reforma constitucional para que las y los integrantes del Poder Judicial sean electos en las urnas. Una responsabilidad, por cierto, que recaerá en Arturo Zaldívar.

No cabe duda que López Obrador pretende convertir su autoritarismo en un proyecto transexenal. Para ello eligió a Sheinbaum y por eso busca organizar elecciones de Estado en su favor.

Pero eso está por verse. Así como la mayoría de Ministras y Ministros han hecho valer su autonomía, millones de mexicanas y mexicanos harán valer su voto el 2 de junio de 2024 para sacar de la presidencia a un gobierno antidemocrático e ineficaz.

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