Ante el incremento de la importación de vehículos usados, la industria automotriz buscará que el gobierno federal continúe con la regulación en la materia, y descartar algún decreto de regularización de este tipo de unidades.
“Si no existe este mensaje contundente desde la más alta cabeza del Estado mexicano, seguiremos viendo iniciativas populistas e interesadas políticamente que vayan en contra del marco jurídico”, explicó el director adjunto de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) Guillermo González.
Por ello, adelantó que solicitarán una reunión de alto nivel con autoridades del Servicio de Administración Tributaria (SAT) para que continúe con el control en la importación de este tipo de vehículos.
De lo contrario, comentó, se registraría un impacto negativo en las ventas de vehículos nuevos en el mercado interno, como ocurrió en 2009, cuando se produjo una caída de 30 por ciento.
Recordó que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto no se concretó un acuerdo sobre el cambio de las reglas generales sobre el comercio exterior, con el objetivo de acabar con las prácticas fraudulentas de vehículos importados.
“Lo que más nos preocupa es que se están incorporando al parque vehicular y defraudando a los consumidores, la venta de unidades con condiciones y antecedentes en Estados Unidos, vehículos con pérdida total que de ninguna forma debieron de haberse importado legalmente a nuestro país”, abundó.
Tan solo hasta noviembre del año pasado, habían ingresado a México 18 mil 15 unidades, para terminar con 130 mil 241 unidades, es decir, un aumento de 16.1 por ciento comparado con igual período de 2017, aunque se espera cerrar 2018, con 150 mil.
El presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) Eduardo Solís, coincidió en que les preocupa el crecimiento en la importación, por lo que hizo un llamado para trabajar en conjunto con la autoridad para disminuir esta cifra.
Por otro lado, estimó que la situación actual con el abasto de combustible podría afectar la industria en la distribución de los componentes, lo que al no llevarse a cabo, afectaría en las operaciones de las plantas productivas.
