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Óptima Climática

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Por: María Elisa Bravo Navarro

Licenciada en Comunicación y analista de problemáticas sociales

Hoy, una de las herencias más grandes que hemos recibido, y que representa uno de los mayores retos del siglo XXI, es el cambio climático, que presenta cambios acelerados y continuos. Sin embargo, ha resultado poco relevante ante los ojos de los líderes políticos en el mundo, pero, sobre todo, ha sido poco evidente la correlación entre la problemática ambiental y las brechas de desigualdad.

En los países menos desarrollados, al contar con menos recursos e instituciones, las oportunidades laborales y de estudio, se reducen para sectores más pequeños de la población. Siendo así, por lo general se sustentan de la producción de materias primas, agricultura, o cualquier actividad relacionada con la tierra, el problema es que, de acuerdo con un informe de CEPAL del 2014, el suelo es de los primeros elementos en verse afectados por el cambio climático. Entonces, el cruce de ambas problemáticas, tiene como resultado perjudicar a aquellos países cuyos recursos son bajos y beneficiar a aquellos con recursos altos, bajo una condición llamada “óptima climática” que refiere a las condiciones que favorecen la economía de los países.

Existen diversos estudios realizados por economistas, profesores y científicos de la Universidad de Stanford que evidencian lo antes mencionado. Por ejemplo, en una de sus investigaciones Marshall Burke y Noah Diffenbaugh, identificaron que una de las características que comparten algunos de los países más ricos del mundo, es que cuentan con un clima frío, por lo que el calentamiento global, ha logrado que alcancen temperaturas más cálidas, beneficiando aún más su crecimiento económico. En contraparte, en los países más pobres, el aumento de la temperatura y las lluvias torrenciales, provocan devastación en los cultivos, acabando con los sustentos de comunidades enteras.

Dentro del mismo estudio, analizando las condiciones sobre un periodo de tiempo, específicamente de 1961 al 2000, resultó que el cambio climático afectó al ingreso per cápita de los países más pobres, como en el caso de la India, en donde se obtuvo una disminución del 30%, o en Nigeria, África, con un decremento del 29%. En contraparte, en el mismo período Noruega aumentó su ingreso per cápita en un 34%, gracias a la obtención de mejores resultados en su petróleo y gas por cambios en la temperatura.

Para evitar que estas problemáticas vayan en aumento, y entre muchas acciones más, hay al menos tres rubros fundamentales que se deben cubrir:

Impulsar un nuevo modelo educativo  

Como en todas las problemáticas, la educación es la mejor herramienta para arrancar desde la raíz las problemáticas que hoy nos perjudican. Por ello, es necesario concientizar a las comunidades y a las generaciones más jóvenes, sobre la emergencia climática, con pláticas, brigadas y mesas de trabajo.

Por otra parte, dentro de los planes de estudio de cualquier rama, es fundamental plantear el cómo sus profesiones pueden ser canalizadas en beneficio del medio ambiente, al realizar proyectos sustentables y con impacto social. Por ejemplo, a un estudiante de arquitectura, fomentar la creación de edificios y/o casas sustentables, que se adapten a las necesidades de cada región y que, como parte de sus prácticas profesionales, realicen sus proyectos en poblados en condiciones desfavorables.

Impulsar inversión en el campo de la ingeniería ecológica

La ingeniería ecológica, busca mantener un equilibrio entre el medio ambiente y las necesidades humanas, con el diseño de procesos y productos que aprovechan y potencializan los ecosistemas, garantizando la protección ambiental, disminuyendo la contaminación y de manera totalmente sustentable. Por ello, a aquellos que lo efectúen de esta manera es necesario incentivarlos a través de certificaciones, estímulos o beneficios fiscales, para además incentivar a que otros lo hagan de la misma manera.

Impulsar acciones legales y de regulación

Aunque en muchas ocasiones las acciones legislativas se “atoren” por los intereses de algunos, es indispensable impulsar esta agenda a favor del medioambiente. Tal sería el caso de buscar la regulación de la tala de árboles o bien, que quien lo haga, retribuya con acciones socialmente responsables y amigables con el medio ambiente.

En el caso de lugares con menores ingresos, la reconversión de suelos agrícolas es fundamental para aprovechar durante todo el año los suelos y que las producciones locales no se queden estancadas, ayudando a que sus ingresos no se vean afectados. Por otro lado, el uso de pesticidas para evitar las plagas ha tenido un impacto negativo en el medioambiente, sin embargo, con la reconversión de suelos se evita el ciclo de las plagas que acaban con las cosechas, reduciendo de manera natural el uso de estos químicos.

Además, es necesario desincentivar y erradicar prácticas como el fracking, ya que debido al proceso que conlleva, sus efectos son muy dañinos para el medio ambiente y para la salud de los seres humanos, esto, gracias a los residuos de gases y elementos químicos del subsuelo que se quedan en el agua y en la atmósfera.

Por otro lado, regular la ganadería, contribuiría a la reducción de la deforestación que se da para crear campos ganaderos y, además, por la reducción de gases de efecto invernadero, ya que se estima que esta industria aporta el 14%. Al regularlo, se puede fomentar la ganadería ecológica y en vez de que los desechos contaminen el ambiente, se utilicen como un productor de energía, ya que se calcula que 1000 vacas tienen un potencial de producción de 250 a 300 kW de electricidad diarios, es decir la energía para 300 hogares.

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2