Por: Carlos E. Martínez Villaseñor
Podemos definirnos como una nación que lucha, de resistencia, incluso decir que contamos con una democracia plena, aunque los factores de participación social nos evidenciarían; pero no estamos lejos de un panorama donde, las cifras y las estadísticas sean nuestra carta de presentación… aclaro, solo como país.
En un escenario donde una de las peores pandemias mundiales, como COVID-19, acumula hasta una tristísima cifra de muertes, hablamos de más de 318 mil mexicanas y mexicanos. Alarmante, sí. El índice de violencia en el país haciende de manera rápida, tajante e incluso critica; el sector del periodismo ha sido atacado directamente. El periódico El País, lanza este texto: “México, un país acostumbrado a enterrar a un promedio de 100 personas al día por violencias de toda clase…”. Revista Forbes México: “Sin castigo ni consecuencias, los asesinatos de periodistas en México…”. Hablamos de más de 150 periodistas asesinados desde el año 2000. The New York Times: “En un país en el que los asesinatos brutales de periodistas son casi una rutina…” Lástima, y da vergüenza ver como nuestro país, simboliza lápidas sin explicación, pero todos con una historia que grita justicia, la exige.
Pensar y hablar de desaparecidos en nuestro país, pareciera el tema de todos los días, donde no existe colonia que no cuente con un caso de profunda tristeza. Familiares en el exilio, padres y madres que no saben nada… Los Ángeles Times: “México busca a casi 100.000 desaparecidos; encuentra horror..”; Marchas, entrevistas, diálogos, mesas de trabajo, reuniones con funcionarios, excursiones propias, organizaciones y asociaciones afines… Las familias siguen siendo el gran motor impulsor de acciones. Según informes de los propios ejecutivos de seguridad, al comenzar este año, las cifras cerraron cerca de las 2 mil 67 personas asesinadas en México. La ola de muertes se sale de control, se sale de cualquier estadística. Al mexicano, ya no le sorprende un robo, un asalto, un asesinato… se está acostumbrando a ver violencia en todo su entorno. ¿Hasta cuándo?
Nuestras familias, ¿Qué posición real tienen en todo esto?, ¿Cómo reaccionar? Nos presentan diferentes estrategias para controlar todo esto, estrategias para prevenir, estrategias para localizar, estrategias para reaccionar… ¿Por qué las cifras siguen subiendo? La toma de decisiones de cualquier gobierno, no podemos decir que es fácil, porque no lo es. Lo que, sí podemos decir, es que existe un no control. Se destina recurso público para armamento, tecnología, vehículos, aviones, helicópteros, infraestructura, red de comunicaciones, salarios o nóminas… ¿Qué es lo que hace falta? Una sociedad que se siente acorralada ante diversas acciones, por simples que sean, existen reacciones. Las lápidas que hoy en día, son labradas en nuestras familias, no podrán borrarse. ¿Qué clase de país, de sociedad, estamos dejando para futuras generaciones?
La guerra interna en la que vive nuestro país, tiene estas cifras, sin combatir con nadie, sólo internamente. Tenemos mucho que analizar, pero demasiado por hacer. No nos acostumbremos a episodios, ni series, ni facetas. Sí México son tradiciones, costumbres, bailables, música, alegría, playas, montañas, gastronomía, climas, ríos, cañadas y sierras, volcanes y mantos… prefiero cifras de estas.
