El líder del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Afganistán, Abdul Hasib, murió en una operación de las fuerzas de seguridad afganas en la provincia de Nangarhar (este), considerada el bastión del grupo en el país y donde Estados Unidos lanzó hace tres semana la «madre de todas las bombas».
«El jefe del EI-K (EI-Khorasan) en Afganistán Abdul Hasib ha muerto en una redada encabezada por las Fuerzas Especiales afganas en la oriental Nangarhar», informó hoy el palacio presidencial en su cuenta de Twitter.
Las autoridades afganas le responsabilizan de ordenar el ataque que el 8 de marzo causó más de medio centenar de muertos en un hospital militar de Kabul, además de secuestros de niñas y decapitaciones de ancianos, de acuerdo con la institución afgana.