El confinamiento, el cubrebocas y el distanciamiento social, prácticas extendidas en países de la región, se han aplicado de forma muy dispar en México, donde parte de la ciudadanía sigue escéptica al coronavirus, aunque ya superó las 100.000 muertes y el millón de casos.
Uno de los factores que ha provocado esas elevadas cifras es la desconfianza de los mexicanos a la información científica porque, a pesar de la dureza con la que la enfermedad ha atacado a una porción de la población, otra parte sigue sin reconocer la existencia del virus SARS-CoV-2.