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Merkel da batalla para salvar al gobierno alemán de coalición

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La canciller federal alemana Ángela Merkel está dando la batalla a brazo partido para evitar la disolución de su gobierno de coalición de tres partidos, que lleva 12 años al frente de Alemania, debido a la presión ejercida por el partido Unión Social Cristiana de Baviera (CSU).

Si se disuelve el actual gobierno de Alemania, la Unión Europea (UE) resentirá el impacto en momentos en que la instancia tiene fuertes presiones internas que amenazan con desarticularla y su cohesión es inestable.

El últimatum planteado para julio por la CSU para aplicar la desobediencia a la canciller federal para rechazar a refugiados en las fronteras del país si ya se habían registrado en otro país de la UE, está al borde del vencimiento.

Ello a pesar de los logros de Merkel en cuanto a acuerdos bilaterales con países de la UE para poder llevar a cabo el rechazo de refugiados en sus fronteras con una base legal europea. A la CSU la mueven motivos electorales para ganar apoyo entre los votantes bávaros.

Merkel envió este sábado cartas a los dos partidos que junto con el suyo, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) integran la coalición de gobierno, en ellas se informa la amplia gama de acuerdos que logró durante la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea el jueves y el viernes.

La víspera, Merkel dio a conocer en Bruselas el acuerdo que concertó con España y Grecia para que esos dos países acepten recibir los refugiados que se hayan registrado primero en sus territorios y luego se hayan desplazado a Alemania para hacer lo mismo, en la esperanza de mejores perspectivas de vida y para obtener el derecho de asilo.

Lo anterior está prohibido y eso quedó asentado en el Acuerdo de Dublín, en el que se estableció que los refugiados que estén en un caso, así pueden ser regresados al país europeo en el que pidieron por primera vez asilo político en la Unión. El Acuerdo data de 1990 y ha sido actualizado en la versión Dublín III.

La CSU de Baviera se propone rechazar a partir del primero de julio, es decir de mañana domingo, a los refugiados que Alemania detecte en la frontera como solicitantes de asilo en otro país de la UE. Para ello los regresará al país europeo de entrada sin que medien acuerdos entre Alemania y el país de entrada para la devolución.

El ministro del Interior y presidente de la CSU, Horst Seehofer, amenazó con desobedecer a la canciller federal y llevar a cabo esa medida a partir de mañana, si para entonces no hay acuerdos bilaterales para regresarlos.

Mientras que Merkel lucha por que haya acuerdos bilaterales para llevar a cabo esa medida, Seehofer quiere hacerlo unilateralmente como medida de competencia nacional.

De ser así, obligará a la canciller federal a despedirlo y con ello estallaría la coalición de tres partidos que conforman la Unión Demócrata Cristiana de Merkel (CDU), la CSU de Baviera y el Partido Socialdemócrata (SPD).

En Alemania se observa en detalle el curso que sigue la disputa por el impacto negativo que una medida unilateral alemana causaría en la de por si debilitada cohesión interna de la UE.

Hay otros países de la Unión que quieren actuar también en forma unilateral para manejar el problema de los refugiados, de acuerdo a sus intereses nacionales y de partido, y no sobre bases de consenso europeas.

Merkel envió misivas a los partidos SPD y CDU en las que les informó que hasta 14 gobiernos de la UE aceptarán también a los refugiados que le regrese Alemania por estar registrados en ellos. Entre dichos países, incluso, se han negado a aceptar cuotas europeas de refugiados en sus territorios con Polonia y Hungría.

Varios medios alemanes dijeron tener copias de esas misivas. En Alemania han ingresado cerca de millón y medio de refugiados desde el otoño de 2015, cuando el país registró una llegada masiva de solicitanes de asilo a sus fronteras.

Merkel abrió las fronteras de Alemania y con ello conjuró el regreso de algunos de los peores fantasmas del nacionalismo alemán.

El partido de nueva creación, Alternativa por Alemania (AfD), populista de extrema derecha, nacionalista, xenófobo y antimusulmán, ganó en septiembre de 2017 en las elecciones generales en el país el puesto de tercera fuerza electoral.

Atrajo los votos de electores democristianos y socialdemócratas profundamente enojados con su gobierno por permitir la entrada masiva de refugiados. La cifra ha sido tal que superó las capacidades de la adminisración pública del país para gestionarlos.

La mayoría de la opinión pública alemana está en contra de seguir de que el país siga aceptando refugiados.

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Periodista, resignado Atlista, enamorado de mi ciudad y de mi Estado. De L a V en punto de las 7am al aire @1070noticias http://bit.ly/oYJFU2