Habituales en grandes celebraciones como el día de la Virgen de Guadalupe, jornadas llenas de felicidad como bodas o protagonistas en declaraciones de amor, los mariachis se han adaptado a la triste realidad de la pandemia y, con guitarra, trompeta y violín en mano, se encargan ahora de dar el último adiós a aquellos que han perdido la vida por el coronavirus.
A diferencia de la mayoría de los negocios latinos que se vieron fuertemente golpeados por la pandemia, los mariachis no han parado de recibir llamadas para participar en funerales y entierros de los muchos latinos fallecidos por la COVID-19.