Por: Fernando Plascencia
En un foro, un extranjero dijo que en Jalisco pagaba doble agua. Para sorpresa de los oyentes, explicó que en primer lugar pagaba la tarifa que el gobierno le imponía por suministrarle agua en su departamento y en segundo lugar, debía pagar por agua para beber. También alegaba que en su país, sepa Dios cuál, esto no ocurría, debido a que es posible beber agua del grifo.
Parece que no hay nada alarmante, porque desde hace unos años hemos sido testigos de cómo ha empeorado el servicio del agua y de cómo ha cambiado el líquido que recibimos, en color, de muy transparente a cafesoso, hasta de olor, con un hedor que es imposible llevarse a la boca. Unido a lo anterior, hemos hecho un hábito común de resolver la falta de agua potable, o ayudarle a los gobiernos a resolverlo, comprando galones de agua para beber, sea en garrafón o en pequeñas botellas, pero sin una exigencia para que esto no siga así.
Algo que es contundente es que el servicio de agua potable es muy barato en México, de tal suerte que en ciudades como CDMX el subsidio es hasta del 80%. Pero si revisamos lo que ocurre en otros países, las tarifas más altas por el servicio de agua las encontramos en Europa, Oceanía y Norteamérica. Por un estudio de la Fundación Aquae Paper sabemos que el promedio mundial anual por hogar (100 metros cúbicos) es de 250 euros, mientras que los extremos le corresponden a Dinamarca, con 800 euros y a Argelia con 7 euros. ¿Se parece a nuestra factura de agua?
Cada vez es más caro sanear agua y llevarla a más gente también y sin inversión en infraestructura se antoja difícil. Está comprobado que el sistema que administra el agua a la Zona Metropolitana de Guadalajara (el SIAPA), está lleno de corrupción y de burocracia, pero podríamos preguntarnos si esa es la verdadera razón por la que sale el agua color barro.
Por otro lado, diversos expertos señalan que existe una total ceguera para entender y aplicar el famoso ciclo del agua, ese que aprendimos cuando éramos niños y que por poder, o por alguna magia extraña se olvida cuando hay que tomar decisiones.
Volviendo al extranjero, tuvo mucha razón, él está pagando doble y no solo él, sino que todas y todos los que vivimos en este estado merecemos agua potable, que eso no significa otra cosa que pueda ser usada sin riesgo de alguna enfermedad y más aún, que sea completamente bebible. Por tanto, sí hay que preguntarle a las autoridades si la razón fundamental para que el agua nos llegue es una falta de estructura o de recurso.
Finalmente, el agua es un bien que pertenece a la nación, pero que al tratarse de un derecho debería ser de fácil acceso para todas las personas, porque es verdad que la podemos encontrar en diversas fuentes, lo que no, y que sí es obligación de los gobiernos, es que llegue a cada uno de los hogares lista para calmar la sed que provoca este Sol radiante, asearse, u otro uso común. Parece que existe una correlación entre un costo alto del servicio y su calidad. Ahora que se vienen las campañas electorales, veremos si alguien nos logra convencer para bien de ello y que no solo sea una falsa promesa de sanear al SIAPA, sino más bien al agua que envían.
