Por: Arq. Carlos Enrique Martinez Gutierrez
La identidad es un conjunto de características propias que permiten distinguirlos del resto. Por supuesto, si hablamos de ciudades, la mayoría cuenta con una identidad propia que las caracteriza frente al mundo. Esta identidad se va construyendo paso a paso en un proceso histórico y cultural, compuesta por un conjunto de rasgos, una serie de características, elementos, espacios, o construcciones que le dan su personalidad, que se presenta ante sus propios ciudadanos pero que la identifican a nivel regional, nacional o mundial.
Diferentes elementos conforman un conjunto urbano, la mayoría de las veces de forma armónica donde se integran al paisaje urbano formando un todo y más aún, muchos de ellos forman parte del mismo espacio urbano, conformado entre otros por un conjunto de construcciones plazas o explanadas, fuentes, monumentos, esculturas, hemiciclos, kioscos, equipamientos urbanos o instalaciones para su funcionamiento.
Ejemplos hay muchos y muy variados, conjuntos de construcciones como Pátzcuaro, Michoacán, donde se integran las construcciones con los espacios públicos, con monumentos y esculturas formando la población un todo, con un gran respeto a la arquitectura, a las tradiciones, a la cultura, y a su historia. Esta personalidad de la ciudad les da orgullo a sus habitantes, haciendo que trascienda a nivel nacional y exigiendo a sus visitantes un respeto a su identidad.
Pero también podríamos citar a la otrora “Ciudad de los Palacios” hoy CDMX, o construcciones y monumentos iconos a nivel mundial como, “La Torre Eiffel”, “La Plaza Roja”, “La Fuente de Trevi”, o a nivel local “La Minerva”, “El Pájaro de Matías Goeritz”, “La Hermana Agua”, “El Monumento a los Niños Héroes” por mencionar solo algunos.
Con la expansión de las ciudades se olvidó el diseño y construcción de todos estos elementos icónicos, que le han dado la personalidad e identidad a diferentes barrios, zonas o sectores de la ciudad, que son espacios vitales para la ciudadanía.
El esplendor de las ciudades se ha visto opacada con el crecimiento desmedido de estas, desgraciadamente las ciudades se expandieron y no se desarrollaron de una forma armónica y equilibrada, esto debido en gran medida a que su crecimiento está planteado en función de los desarrollos inmobiliarios, donde en los últimos años han marcado el rumbo de las ciudades, se han cubierto las necesidades de vivienda de una forma desordenada sin una planeación integral, las escasas áreas de sesión normalmente convertidas en precarias áreas verdes donde dicho sea de paso, muchos desarrolladores inmobiliarios las han regateado y reutilizado para fines comerciales.
Por otro lado, el Estado se olvidó en sus prioridades este tipo de elementos vitales para los habitantes de la ciudad, permitió y fue omiso no nada más en acrecentar los espacios públicos, sino que ha permitido y muchas veces ha sido promotor de la venta de ellos.
En consecuencia, por supuesto, hay un déficit en espacios para desarrollar elementos de identidad local, los espacios que recuperan o reutilizan prefieren construir equipamientos que alguna de las veces de cuestionable utilidad y calidad arquitectónica y peor aún, sin el estudio de su integración al entorno, que ayude a regenerarlo y no degradarlo, conceptos muy difíciles de entender por parte de algunos políticos que buscan la rentabilidad electoral y no el bien común y menos la calidad de vida y valores de la ciudadanía.
En los últimos años son pocas las intervenciones en ese sentido en nuestra Área Metropolitana de Guadalajara, “Los Arcos del Milenio” (aun sin terminar) quizás “La Fuente Panamericana”, la glorieta comúnmente llamada de “Los Caballos” y algunas esculturas diseminadas en camellones de avenidas que muchas de ellas se pierden dentro de la escala del espacio urbano.
La falta de un proyecto integral de la línea 3 del tren ligero de la ZMG por parte de la SCT y menos su integración urbana, ha dejado una serie de problemas de todo tipo a la ciudad, donde el Gobierno del Estado y los municipios han tenido que entrarle obligados por la situación, a corregirle la plana a una dependencia federal acostumbrada realizar carreteras y tumbar cerros sin los especialistas adecuados para hacer ciudad así como la cerrazón y soberbia de sus exfuncionarios bajados del altiplano, por supuesto que los resultados eran los previsibles, una serie de instalaciones diseñadas en las rodillas sin el menor respeto al contexto, espacios sin utilidad aparente, entre otros muchos errores de diseño e integración urbana.
Consciente de esta problemática el Gobernador del Estado anuncia, que en un área de aproximadamente 35,000 m2 mejor conocida como “La Glorieta de la Normal”(200 mts. de diámetro aprox.), de manera provisional se sembrará pasto mientras se define su uso.
Esta área enclavada en el corazón mismo del área metropolitana de Guadalajara, sirve como la puerta norte del paseo Alcalde, por su ubicación tiene una relevancia especial, además que confluyen un par de importantes vías del área metropolitana de Guadalajara, por tales motivos en este sitio es obligado diseñar un espacio integral que revitalice el espacio público.
Ante esta oportunidad histórica le propongo Sr. Gobernador, diseñar estas áreas de una manera integral, realizar una convocatoria nacional a los Arquitectos del todo el país para presentar propuestas conceptuales de ideas, con el claro objetivo social de la consolidación de la identidad de la ciudad.
Le propongo retomar el rumbo y el esplendor de la “Perla de Occidente” refundar la ciudad a través de espacios públicos de calidad, bien diseñados, bien planeados, que queden como testigos históricos de estos tiempos.
Le propongo retomar la identidad y sobre todo la esencia de la ciudad, contagiar a los habitantes y visitantes, de pensar en qué ciudad queremos dejarles a nuestros hijos retomando elementos que le den punto de referencia a los habitantes y que se sientan orgullosos de ellos. Sr. Gobernador Ud. tiene la última palabra.
