“Es como poner a un pirómano como jefe de bomberos”. La frase, pronunciada por Hillel Neuer, director ejecutivo de la ONG UN Watch, que supervisa el trabajo de Naciones Unidas, representa a la perfección la reacción generalizada tras el nombramiento de Arabia Saudí como miembro de la Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer.
Este organismo, que se encarga de la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, ha incorporado al país árabe para el cuatrienio 2018-2022 pese a las limitaciones sociales que el reino impone a sus féminas entre las que se encuentran la prohibición de conducir, la política oficial de segregación sexual o la imposibilidad de abrir una cuenta bancaria sin la tutela de un varón.
Precisamente un informe del Banco Mundial de 2015 mostró que Arabia Saudí es uno de los peores países en el mundo en lo que se refiere a leyes restrictivas contra la mujer. Además en el último estudio del Foro Económico Mundial sobre la brecha de género, la monarquía alauita quedó en el puesto 141 de 144, solo superada por Siria, Pakistán y Yemen, países que sufren importantes conflictos internos y desequilibrios.
¿Cómo es posible que se haya dado esta situación? Su aceptación como miembro dependía del voto de los 54 miembros y 47 de ellos fueron a favor. Aunque no se conoce quiénes fueron los que lo apoyaron, ya que la votación es secreta, sí se sabe a ciencia cierta que al menos cinco países europeos respaldaron su candidatura. La organización se justifica con el argumento de la falta de competencia. Eran 13 países aspirantes para 13 vacantes.
“La ONU ha enviado el mensaje de que los derechos de las mujeres se pueden vender por petrodólares y por política”, ha insistido Neuer.
A partir de ahora Arabia Saudí va a ser uno de los países que desempeñará un papel fundamental en “promover los derechos de las mujeres, documentar la realidad de su vida en todo el mundo y conformar estándares globales de igualdad de género y empoderamiento”.
Recientemente el país también fue reelegido en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU donde tiene el derecho a votar, supervisar e influir en las resoluciones que se toman sobre los derechos de las mujeres en todo el mundo. Curiosamente, en el año 2015 Arabia Saudí batió su récord de ejecuciones en las dos últimas décadas, ya que se produjeron 157, mostrando que la represión es un elemento más del estado.
Hay quien ve estas inclusiones de forma positiva, ya que quizás así el país pueda ir avanzando hacia una mayor participación de las mujeres, pero lo cierto es que los precedentes no son nada halagüeños. Solo el tiempo dirá si la ansiada modernización social de Arabia Saudí es una realidad.
