Por: José Ángel Gutiérrez
Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo? Que el presidente del Supremo Tribunal de Justicia acostumbra llamar para pedir favores -personales y para terceros- nadie puede negarlo, pues todos lo hacen (lo cual no quiere decir que esté bien). Que en un escenario ideal debería retirarse del cargo para facilitar investigaciones y deslinde de responsabilidades, tampoco puede negarse.
Pero de ahí a que Luis Carlos Vega Pámanes realmente deje la titularidad del Poder Judicial, existe un abismo. Y más en un contexto pletórico de intereses políticos y de una evidente lucha por el poder y por el control de las instituciones.
Porque aunque unos y otros lo nieguen, detrás de la nueva historia y las acusaciones mutuas, lo único que existe es una vergonzosa avidez de poder entre los diferentes grupos políticos en el Estado, quienes no tienen el menor empacho de pelear, llegando incluso a mentir -aunque en sus acusaciones alcancen a morderse la lengua- con tal de salirse con la suya.
Y ese es el punto: podemos dar por sentado que ni Vega Pámanes es una blanca paloma, como tampoco existe del lado de Enrique Alfaro y sus huestes la intención de acabar con los cotos de poder que tienen secuestradas nuestras instituciones. Solo quieren que ese poder, sea el de ellos.
Y en este momento, la meta es quedarse con el Poder Judicial, donde en dos meses habremos de ver un relevo.
De ahí que todos mueven desde hace meses sus piezas para alcanzar el objetivo.
El propio Luis Carlos Vega, trae consigo una baraja de nombres de entre los que quisiera sacar a su sucesor, siendo estos: Tomás Aguilar, Sabás Ugarte Parra, Antonio Fierros, Arcelia García Cázares y Ernesto Camacho.
Los alfaristas en tanto -magnificando como siempre, para que su voz retumbe en los medios de comunicación- proclaman discursos libertadores y crean una amplia expectativa de cambio.
Y una de sus «cartas fuertes» para ese cambio, es nada más ni nada menos que el Magistrado Celso Rodríguez!!!
Leyó usted bien. Alfaro y su equipo impulsan para presidir el Supremo Tribunal de Justicia a Celso Rodríguez, quien ya era presidente antes que Vega. Identificado en principio con el PRI, luego con el PAN de Emilio González Márquez y ahora, con Movimiento Ciudadano.
Solo que hay un detalle: Celso tendría problemas porque estaría en conflicto su permanencia. Sin embargo, no es nada que un amparo no pudiese resolver.
A Celso Rodríguez se le termina el nombramiento en un año. Probablemente en parte busca ser presidente para que llegado el momento, su amparo resulte más sólido.
Pero si de a tiro las cosas se complican, Enrique Alfaro y Movimiento Ciudadano buscarán que llegue a la titularidad del Poder Judicial Federico Hernández Corona, quien empujado por el mismo Celso, llegó a Magistrado por el PAN, gracias a Emilio González Márquez.
Y si el ruido que provocan las acusaciones por tráfico de influencias contra Vega Pámanes -que dicho sea de paso no van a prosperar por falta de sustento- los emecistas han trabajado duro en la búsqueda de formar un bloque con el PAN, el Partido Verde y nada más y nada menos que con el grupo de la Universidad de Guadalajara.
Les alcanzará para ello? Todo dependerá de la flexibilidad en el manejo de los nombres, pues también los otros grupos traen sus candidatos.
El PAN promueve a Roberto Rodríguez Preciado. El Verde a Antonio Flores Allende.
El Grupo UdeG -también con una baraja más amplia- a las Magistradas Lucía Padilla y María Eugenia Villalobos o bien al ex priista y hoy perredista Luis Enrique Villanueva.
Otro nombre que suena, más cercano a la parte institucional del Poder Judicial, es el del Magistrado Ricardo Suro, hermano del Fiscal Electoral que lleva el mismo nombre.
Ricardo Suro, por cierto, es muy amigo del diputado Ismael del Toro. Tan o más amigo que lo que representa Ismael para Pedro de Alba, actual Consejero de la Judicatura.
Así las cosas, más allá del ruido mediático que en este momento provocan las «inocentadas» de Vega Pámanes, quien llamó a Salvador Caro para pedir favores, vienen al menos dos meses de muchos roces, sacadera de trapitos al sol y -seguramente- acuerdos, con miras a la sucesión en el Supremo Tribunal de Justicia.
Falta hablar del interés emecista detrás de la Agencia Metropolitana de Seguridad, pero eso lo dejaremos para otra ocasión.
