Los niños son como una esponjita donde queda impreso todo, el cual repetirá todo lo que ve y escucha. Lamentablemente, los padres solemos perder la paciencia algunas veces y es bastante difícil disciplinarlos, pero es importante entender que debemos aprender a lidiar con nuestras emociones para poder hacer frente a la conducta de nuestros hijos.
Los niños son seres afectivos que nacen dispuestos al amor, a ser amados, a ser aceptados pero que también traen a flor de piel la defensa, la rebeldía, el berrinche.
Seguro has escuchado que más vale una nalgada a tiempo, sin embargo, una palabra de amor y consuelo, de compasión y de ternura, puede grabar más hondo en el alma de ese mensaje que deseas enviarle. Y posiblemente no veas cambios a la primera, no es una reacción inmediata a nuestros deseos, como pudiera tenerla la nalgada, pero la recordará al futuro y si las repites constantemente, quedan grabadas en su memoria, al igual que la nalgada, pero sin la necesidad de sentirse humillado y no poder defenderse.
Por eso, nunca te canses de hablarle bonito, de agradecerle su existencia, de valorar su inocencia, de cuidar lo delicado de su vida. Las palabras pueden sonar ligeras, pero se quedan en el alma, en el corazón y en la memoria.
