Inicio ESTILO DE VIDA Juan XII, un nefasto papa corrupto y fornicador

Juan XII, un nefasto papa corrupto y fornicador

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El ‘saeculum obscurum’ (edad oscura) fue uno de los periodos más oscuros y perversos en la historia de la Iglesia Católica y todo aquello que tenía relación con los pontífices que iban desfilando por el ‘Trono de San Pedro’.

De hecho, en el lapso de tiempo que abarca entre los años 880 y 1046, un total de 48 papas ostentaron el cargo, siendo un gran número de ellos quienes obtuvieron el nombramiento a base de sobornos e influencias.

También destacó de ese periodo el poco tiempo que duraban como papas, habiendo una cantidad considerable de fallecimientos por causas extrañas.

Posiblemente uno de los pontífices que estaría entre los primeros lugares en la lista de ‘los diez peores y más nefastos papas de la Historia’ es Juan XII, quien ocupó el cargo entre el 955 hasta el 964, siendo por otra parte uno de los que, en la mencionada ‘edad oscura’, más tiempo duró: 9 años.

Su nombre secular era Octaviano y era hijo ilegítimo del noble Alberico II de Spoleto (y la hermanastra de éste Alda), que gobernó Roma entre los años 932 y 954 y quien también estuvo envuelto en múltiples escándalos.

Por vía paterna Octaviano era nieto de Marozia y a su vez bisnieto de la senadora Teodora, dos mujeres que hicieron y deshicieron a su antojo en la Roma papal, decidiendo quiénes debían ser nombrados pontífices, teniendo innumerables relaciones sexuales con los hombres más poderosos de la época y siendo las artífices de lo que se conocería como ‘pornocracia’.

Octaviano no accedió directamente al trono papal por designación de sus pérfidas abuela y bisabuela (quienes ya habían fallecido), pero sí gracias al entramado de corruptelas que éstas habían diseñado y en el que el nepotismo era una norma establecida.

Lo sorprendente es que Octaviano fue escogido para el cargo de papa cuando contaba con tan solo 17 años de edad y ninguna preparación para ello.

Era un adolescente acostumbrado a vivir entre lujos, caprichos y lujurias y el hecho de ser nombrado papa no dificultó para que siguiera llevando su disoluta vida.

Su juventud también propició que fuera vulnerable ante los elogios y sobornos de quienes le rodeaban y querían conseguir sus favores papales, lo que también provocó en él una desmesurada ambición por el poder y quisiera abarcar mucho más de lo que sus predecesores habían tenido, ofreciendo su colaboración al rey alemán Otón I para que destronase al rey Berengario II de Italia y a raíz de dicho apoyo surgiera, en el año 962, el Sacro Imperio Romano Germánico.

Pero ese apoyo por parte del papa Juan XII duró escaso tiempo y no duró en ofrecer nuevamente su cooperación a otros interesados en gobernar aquella Italia medieval, llena de corruptelas y traiciones.

En cuanto Otón I fue conocedor de la deslealtad de Juan XII mandó convocar un sínodo en el que deponerlo y colocar como pontífice a su protegido, quien el 6 de diciembre del 963 era consagrado sacerdote y coronado papa bajo el nombre de León VIII.

León VIII no figura en el registro papal como sustituto de Juan XII, sino que fue calificado como ‘antipapa’. El pontífice al que se quiso deponer tuvo que huir de Roma ante la persecución que se le sometió, aunque éste mantuvo el cargo oficialmente.

Juan XII regresó a Roma con un ejército para recuperar el poder que creía corresponderle. Pero toda intriga política, corrupta y bélica que había a su alrededor no le impidió para que siguiera llevando su licenciosa y promiscua vida, teniendo sus encuentros sexuales con todas aquellas mujeres de las que se encaprichaba.

En torno a su fallecimiento el 14 de mayo del 964, a los 27 años de edad, existen varias versiones, pero todas tienen relación con un encuentro sexual. La mayoría de fuentes indican que fue sorprendido por un marido celoso mientras que Juan XII estaba acostado con la esposa de éste y que en un ataque de furia le golpeó con un martillo en la cabeza, provocándole la muerte (hay quien indica que sucedió tres días antes al fallecimiento). Otras fuentes señalan que murió por un derrame cerebral (apoplejía) mientras se encontraba manteniendo relaciones sexuales.

Su sucesor fue Benedicto V, quien tan solo estuvo en el cargo un mes debido a que Oton I (empeñado en colocar en el papado a su protegido) lo desterró y mandó nombrar papa a León VIII quien sí aparece ya oficialmente como pontífice en ese periodo.

Tan solo fue papa durante nueve meses, debido a que falleció (no se conocen las causas) el 1 de marzo de 965. Sobre León VIII se ha escrito que fue un pontífice honorable y venerable, mientras que a Juan XII se le ha calificado como nefasto, corrupto y, en algunos lugares, se le cita como ‘el papa fornicario’.

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