En 10 años, el impuesto al refresco salvará la vida de 18 mil 900 mexicanos de entre 35 y 94 años, además de evitar 189 mil 300 casos de diabetes y 20 mil 400 infartos y accidentes cerebrovasculares, según un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la Universidad de California.
Estas estimaciones, previstas de 2013 a 2022, fueron obtenidas en el estudio «Impacto proyectado de la política mexicana de impuestos sobre las bebidas endulzadas con azúcar en la diabetes y las enfermedades cardiovasculares», publicado esta semana en la revista PLOS Medicine.
Los investigadores destacan que, tomando en cuenta únicamente el efecto del impuesto sobre la diabetes, se espera una reducción del gasto en consultas médicas y hospitalizaciones por 983 millones de dólares.
«Tomamos las estimaciones de reducción en el consumo de refresco, que hasta ahora ha sido de 10 por ciento en promedio, la modelamos a 10 años y calculamos qué efectos tiene en la salud, la reducción en el consumo de esa cantidad de azúcar, sobre todo en reducir el riesgo de diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad», explicó en entrevista Simón Barquera, autor principal del estudio.
El investigador destacó que el sector de la población en el que se observarán mayores reducciones en los casos de enfermedades crónicas son los mexicanos que hoy tienen entre 18 y 40 años, que son quienes más consumen refresco.
«Estos son los casos que disminuirán por la reducción en el consumo de refresco gracias al impuesto, pero si además se pusiera etiquetado, se controlara el marketing y se hicieran más acciones educativas como una campaña seria para desincentivar el consumo de refresco y bebidas azucaradas, la reducción de casos y muertes sería mucho mayor», comentó Barquera.
El impuesto a las bebidas azucaradas sería un componente importante en una estrategia multifacética del Gobierno mexicano para frenar la epidemia de obesidad y diabetes en el País, concluye el estudio.
