El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, firmó la declaración de independencia catalana, pero la dejó en suspenso unas semanas para iniciar un diálogo con el gobierno español, que permita una salida a la crisis política e institucional entre ambas partes.
Tras el pleno del Parlamento de Cataluña, en el que el dirigente nacionalista propuso esa solución para seguir adelante con su proyecto de secesión, en una sala de la cámara se firmó el documento por parte de representantes del gobierno y de la cámara en apoyo a la independencia.
El texto establece la creación de “la República Catalana como Estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social”, según la primera resolución del documento.
“Disponemos de la entrada en vigor de la Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la República. Iniciamos un proceso constituyente, democrático, de base ciudadana, transversal, participativo y vinculante”.
La declaración establece la disposición de abrir negociaciones con el Estado español, sin condicionantes para establecer un régimen de colaboración benéfica para ambas partes y que se realice en igualdad.
Además, se pide a la comunidad internacional y en especial a la Unión Europea (UE) saber de la constitución de esta república.
La firma la realizaron los 62 diputados de la coalición Juntos por el Sí, que encabeza Puigdemont, y que incluye a varios miembros de su gobierno, además de 10 parlamentarios de los anticapitalistas de la Candidatura de Unidad Popular (CUP).
La firma de la declaración tiene en este momento un carácter simbólico, ya que es un documento que no está registrado en el Parlamento, ni ha sido sometido a votación en el pleno celebrado este martes.
