Por: Verónica Juárez Piña
Movimiento Ciudadano ya dejó en claro sus verdaderas intenciones. Con el argumento de la renuncia de Samuel García por el conflicto que provocó al tratar de imponer gobernador interino en Nuevo León, por encima de la Constitución local que otorga esta facultad al Congreso, confirmó una alianza con Morena para respaldar las reformas de López Obrador.
Ni tardo ni perezoso, el presidente anunció que enviará al Congreso de la Unión la iniciativa de reforma al Poder Judicial, para que las y los Ministros sean electos por voto popular; e insistirá en traspasar la administración, operación y manejo presupuestal de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa Nacional, así como en el llamado “plan B”.
A lo largo de este año, en la Cámara de Diputados, la fracción morenista ha organizado foros para justificar los cambios al Poder Judicial, pero se había detenido ante el riesgo de no alcanzar los votos necesarios para su aprobación.
En abril y junio de este año, respectivamente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional la reforma legal para trasladar al Ejército el control de la Guardia Nacional e invalidó el “plan B” de reforma electoral al señalar que existieron violaciones en el procedimiento legislativo.
A las tres se había opuesto MC como parte del bloque de contención, ahora plantea la posibilidad de apoyarlas con lo que abre la puerta para que sean aprobadas en la LXV Legislatura que está por concluir y López Obrador no tenga que esperar la conformación del Congreso de la Unión en la elección federal de 2024. Frente a la posibilidad de perder la mayoría el próximo año, el presidente pretende un albazo legislativo.
Después de ofrecer sus votos a López Obrador, lo que sigue es que Dante Delgado insista en impulsar una candidatura de su partido para fracturar el voto ciudadano en beneficio de Sheinbaum o que se sume a la alianza electoral oficialista. Falta conocer la opinión de liderazgos de peso en MC, como la del gobernador Enrique Alfaro. Las ambiciones de Dante Delgado pueden hundir más a su partido que ha perdido credibilidad por las actitudes autoritarias, incapacidad, intolerancia y frivolidad de Samuel García.
En ambos casos, el único objetivo es restarle votos a Xóchilt Gálvez, una maniobra que ha tejido López Obrador desde Palacio Nacional de manera torpe e ilegal. Pero ni el papel de esquirol de MC ni la actitud antidemocrática de AMLO detendrán el anhelo de millones de mexicanas y mexicanos que están convencidos que la Esperanza ya cambió de manos.
