Aparentemente es solo una casa más de la manzana. Tiene tres pisos y sus ventanas deterioradas y marcas de suciedad muestran los signos del paso del tiempo. Nada que ver en ella, a excepción de los neonazis que a veces la visitan.
Adolf Hitler nació allí, en 1889.
Después de años de disputas legales, el gobierno austriaco demolerá la casa, dijo Andreas Großschartner, portavoz del Ministerio del Interior, el lunes.
Una nueva construcción en Braunau am Inn, en el oeste de Austria a lo largo de la frontera con Alemania, borrará la casa natal del dictador nazi, convertida en una especie de santuario de peregrinación neonazi.
Una comisión de 13 miembros llegó a la conclusión de que un área vacía no es aconsejable, ya que implicaría una negación de la historia de Austria.
«Estoy de acuerdo con la comisión que un profundo rediseño arquitectónico tiene sentido para prevenir tanto el reconocimiento como el valor simbólico del edificio», dijo el ministro del Interior, Wolfgang Sobotka, en un comunicado.
Es posible que la casa pueda albergar un centro de caridad u oficinas gubernamentales.