Inicio ESTILO DE VIDA ¿Estaban locos de verdad estos personajes históricos?

¿Estaban locos de verdad estos personajes históricos?

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Estos 5 personajes históricos fueron tachados de locos y recluidos por ello, pero algunos pudieron ser más víctimas de su época que de la locura.

Juana I de Castilla o Juana la Loca (1479-1555)
Oficialmente fue reina de Castilla desde 1504 hasta su muerte, si bien en 1506 -tras fallecer su marido, Felipe I el Hermoso- fue apartada del poder por su padre, Fernando el Católico, con la excusa de sus trastornos mentales. Por el mismo motivo, vivió desde 1509 encerrada en Tordesillas (en la imagen que ilustra este artículo), reclusión que sería refrendada por su propio hijo, Carlos I. Hoy hay consenso entre los historiadores: la supuesta locura causada por el dolor ante la muerte de su amado Felipe no fue más que un pretexto en el marco de una feroz lucha de poder entre reinos.

Friedrich Hölderlin (1770-1843)
Uno de los más grandes poetas alemanes, presentó crisis de depresión y enajenaciones ya a muy temprana edad. A inicios del siglo XIX su trastorno se agudizó con episodios de violencia, visiones, accesos de ira y delirios. Vivió por ello internado un tiempo en un hospital psiquiátrico de Tubinga (Alemania), donde lo consideraron incurable. Los últimos 36 años de su vida los pasó sumido en una locura apacible y acogido en casa de un ebanista que admiraba su obra poética. La causa de estos cambios sigue siendo una incógnita.

Robert Schumann (1810-1856)
Este genial compositor del Romanticismo alemán, también crítico musical, atravesó diversas etapas depresivas desde la juventud. En 1854 sufrió una grave crisis profesional y familiar y, atemorizado por una epidemia de cólera, intentó suicidarse arrojándose al Rin, pero fue rescatado con vida. Privado de razón por completo -o más bien hundido en una profunda depresión, según el juicio actual-, fue internado en un sanatorio privado cerca de Bonn, en el que falleció a consecuencia de un colapso neurológico.

Luis II de Baviera (1845-1886)
Subió al trono de Baviera con 18 años y gobernó en medio de graves conflictos con Prusia. Pero el mayor conflicto fue que, debido a su homosexualidad, no se casó ni se avino a engendrar un heredero. Extravagante, melancólico y poco interesado en los asuntos políticos, fue apartado por su propia familia de las responsabilidades del cargo: lo declararon mentalmente incapacitado y lo recluyeron bajo la atención de un psiquiatra, que murió sospechosa y convenientemente junto a su paciente, ahogados ambos en un lago.

Carlota de México (1840-1927)
Hija del rey de Bélgica y casada con Maximiliano de Habsburgo, encabezó junto a éste el efímero Imperio mexicano. En 1866, tras retirar Napoleón III las tropas francesas que lo sustentaban, Carlota viajó a Europa en busca de ayuda para su marido y, al parecer, ya en el curso del viaje dio claras muestras de trastornos en su conducta. Al cabo de poco tiempo, perdió la razón y dada su peligrosidad -o eso se esgrimió oficialmente- fue recluida en el castillo belga de Bouchout, donde vivió el resto de su larga existencia: murió con 87 años.

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