El trabajo a distancia en México continúa en aumento, ofreciendo beneficios significativos como la reducción de accidentes laborales y un incremento en la productividad de los empleados. Sin embargo, su regulación aún presenta desafíos que deben ser abordados para garantizar su sostenibilidad.
La pandemia de COVID-19 aceleró la adopción del trabajo a distancia en México, transformando no solo la manera en que las empresas operan, sino también generando un cambio en la percepción y estructura laboral. Según la investigación “Trabajo a distancia en México. Implicaciones fiscales, laborales y de seguridad social”, realizada por la maestra Karina Amezcua Luján del Centro Universitario del Sur (CUSur), los resultados indican que esta modalidad ha contribuido a la disminución de riesgos de trabajo, así como a una mejora en la productividad de los empleados.
Amezcua Luján destacó que, a partir de datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, se ha demostrado una reducción significativa en los accidentes laborales y de trayecto, lo que subraya el impacto positivo del teletrabajo en la seguridad laboral. “El teletrabajo en México ha surgido como respuesta al impacto significativo del COVID-19, y con ello han emergido nuevos espacios legales, jurídicos y fiscales que necesitan ser explorados y regulados”, afirmó la académica.
A pesar de estos avances, aún persisten retos en la supervisión por parte de las autoridades. La falta de claridad en la regulación de las enfermedades profesionales y la deducibilidad de los apoyos patronales relacionados con servicios de luz e internet generan incertidumbre entre los empleadores, lo que puede obstaculizar la correcta implementación de las obligaciones fiscales.
La investigación también señala que, aunque las empresas están en condiciones de adaptarse a esta modalidad, enfrentan complicaciones jurídicas y fiscales. “Las empresas medianas podrían experimentar dificultades al momento de proporcionar los equipos necesarios para que los trabajadores puedan desempeñar sus funciones desde casa”, subrayó Amezcua Luján.
Además de los aspectos legales, la productividad de los empleados ha sido un punto focal. La académica enfatizó la importancia de establecer una cultura organizacional que respete los horarios de trabajo y promueva la desconexión digital, un derecho fundamental de los trabajadores.
Con la mirada puesta en el futuro, Amezcua Luján sugirió que las instituciones de educación superior desempeñen un papel crucial en la preparación de los estudiantes para este nuevo entorno laboral. “Es esencial que las universidades brinden herramientas y habilidades que permitan a los alumnos adaptarse a las demandas actuales del mercado. Asimismo, es fundamental que se apoye a las empresas con investigaciones que ofrezcan datos concretos para la toma de decisiones”, concluyó.
El panorama del teletrabajo en México sigue evolucionando, y su futuro dependerá de la capacidad de las autoridades, las empresas y las instituciones educativas para adaptarse a estos nuevos retos y oportunidades.
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