Fue un primero de Diciembre, hace dos años, México escribía en sus páginas de la historia la asunción de su nuevo presidente, elegido por el voto, y por la constitucionalidad del mismo. Pero ese mismo día, se construía la otra historia, la que hoy cobra relevancia, la que arroja el número, la calificación el escrutinio de un País que hoy califica al presidente del país con un 58% que lo desaprueba y apenas un 41 que lo aprueba pero muy apenas.
70 ciudades se manifiestan… Ayotzinapa, los desaparecidos, la casa Blanca, el informe Murillo Karam, el Dólar a 14 pesos, la SHCP que no devuelve el iva a las Pymes, las reformas recién aprobadas, los índices de inseguridad, la falta de mando… en fín la visión que en cada manta, cartulina o grito se manifiesta y retumba incluso en el Mundo que no oculta esta realidad que también se expresa en redes sociales.
Lo que me queda claro, es que el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong toma el estrado y dice que serán Bienvenidas las manifestaciones pero pide orden y respeto, no violencia, no sé en qué grado el segundo Hombre del Presidente tiene conocimiento de los niveles de insatisfacción de la sociedad que se manifiesta, que grita y que en los últimos eventos se enfrenta con puños, palos y piedras a quien tiene pistola, tolete y escudo sin importar tener, hasta cierto punto la desventaja. El secretario de Gobernación no ha medido lo más importante: el sistema y manejo de comunicación presidencial no sirve, no funciona, simplemente No existe.
El decálogo de acciones para “enderezar el barco” propuestas por el presidente Peña hace unos días, fue un buen intento, pero llegó tarde… la ridiculización en redes sobre el teléfono de emergencias 911 y la clave única de población fueron los puntos más criticados, y aunque son iniciativas, la gente al oir al presidente –mas no escucharlo – y verlo en pantalla generó aún más el enojo y la desaprobación, incluso en el ánimo de sus detractores quienes lo amenazaron con estar presentes con gritos y protestas a donde quiera que fuera… vamos, lo más desafortunado para ese dia fue que el propio Enrique Peña nieto aceptara antes de su mensaje: Todos Somos Ayotzinapa… una frase que no se el escuchó ni leyó a casi 2 meses del trágico hecho.
Enrique Peña Nieto fue concebido como un Gobernador que, con ayuda de Televisa se convertiría como en los viejos tiempos en el candidato de un sistema de antaño, de los viejos tiempos, del viejo PRI que vestía una imagen de frescura y de discurso diferente… fue la telebancada que ganó no solo la silla de los pinos, sino algunos estados con sus personajes. La Mercadotecnia preparada para aquél personaje se pulverizó con el paso de casi 730 dias, donde no ha existido manotazo para dar lo que el pueblo pide: Certidumbre, confianza y credibilidad.
Si bien es cierto, las voces exigen la renuncia del presidente, no he escuchado a alguien, político o no de un plan de salvamento para lo que algunos califican un estado fallido, nadie me ha dicho que será de México al primer segundo que dimita el presidente… de ese tamaño está el enojo, la incertidumbre, el dolor..pero también de ese tamaño es la construcción de un futuro colectivo.
En México se han apagado las velas y la que permanece encendida es una sola… la de la esperanza, y esa es la constructora de todo proyecto, y aunque el reto es muy grande, no hay que perder de vista que no se le puede culpar de todo al gobierno, y aunque la convocatoria está lanzada, hay que marchar, hay que gritar y hay que protrestar si, porque es lo que toca en el México de Hoy, pero toca también de inemdiato construir entre todos el Mexico del Mañana, ese que de nosotros depende no estar más en las aguas de la incertidumbre.
#Mexicocreoenti