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Dormir poco nos altera la flora intestinal

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Un nuevo estudio clínico llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Uppsala, en Suecia, sugiere que dormir menos horas de las recomendadas podría alterar la abundancia de especies bacterianas en los intestinos; una alteración que ya se ha relacionado en investigaciones anteriores con la aparición de problemas de salud en los seres humanos como la obesidad o la diabetes tipo 2.

El estudio, liderado por Christian Benedict y Jonathan Cedernaes, ha sido publicado recientemente en la revista Molecular Metabolism. En él participaron nueve voluntarios, hombres sanos y de peso normal, a los que se sometió a dos noches consecutivas de privación parcial del sueño (durmieron poco más de cuatro horas, desde las 2:45 de la madrugada hasta las 7 de la mañana) y a otras dos de sueño normal (unas ocho horas y media, desde las 22:30 horas hasta las 7).

¿El objetivo? Analizar si se producía una alteración de la flora intestinal tras la privación del sueño. Para ello, se recogieron muestras fecales en las 24 horas previas y en las posteriores a las dos noches de sueño alterado y de sueño normal. Además se sometió a los participantes a pruebas de tolerancia a la glucosa.

«En general, no se hallaron evidencias que sugieran que la restricción del sueño altere la diversidad de la flora intestinal», explicó Jonathan Cedernaes. «Era algo previsible, dado el carácter cortoplacista de la intervención y a que el tamaño de la muestra era relativamente pequeño. Sin embargo, en análisis más específicos de los grupos de bacteria, vimos cambios en la microbiota intestinal que son similares a algunos cambios en la microbiota que hemos observado cuando por ejemplo sujetos obesos han sido comparados con individuos de peso normal en otros estudios», añadió. Como el incremento de las bacterias Firmicutes en proporción respecto a las Bacteroidetes; y es que, según otros estudios, la obesidad estaría asociada con un aumento de las primeras y una reducción de las segundas.

Asimismo, el estudio reveló que los voluntarios, después de sufrir la pérdida de sueño, fueron un 20% menos sensibles a los efectos de la insulina, aunque no se relacionó esta circunstancia con alteraciones en la flora intestinal.

En cualquier caso, los investigadores explican que necesitan ampliar estos estudios, ya que se precisan periodos de seguimiento más prolongados en el tiempo, así como una mayor muestra de individuos, para saber en qué medida la falta de sueño afecta a la microbiota intestinal de los individuos y a su salud.

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