El combate a plaga de langosta africana se ha visto obstaculizada por las restricciones de movilidad y el cierre de fronteras en la zona del llamado Cuerno de África, debido a la crisis derivada del COVID-19
Las actividades como rastreo, utilización de pesticidas y eliminación de las larvas de langosta, continúan haciéndose pero en menor medida, informaron los medios locales.
Una de las preocupaciones con respecto del control de la plaga, consiste en que la mayor oleada se espera entre julio y agosto, época de lluvias, pero coincidirá con la cosecha, por lo que las autoridades involucradas en el control, esperan que para entonces se haya reducido la plaga.
Los países más afectados han sido los que componen el llamado Cuerno de África: Kenia, Somalia y Etiopía.
En semanas pasadas, se registró que la plaga, la más destructiva y amenazante en los últimos 70 años, se empezó a esparcir por la región de Arabia e incluso, Irán e Irak.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) anunció que donará 19 millones de dólares para combatir la plaga en la región.
La plaga preocupa principalmente por el impacto económico que puede tener en África además de colocar en seguridad alimentaria a gran parte de la población en la región.
En el caso de Etiopía, los insectos han devastado más de 30 mil hectáreas de cultivos que incluyen té y café, dos de los principales productos de importación.
Los enjambres de tamaño promedio pueden llegar a contener millones de langostas y desplazarse hasta 100 kilómetros en un día, para arrasar los cultivos que, de otra manera, alimentarían a 35 mil personas.
